La borrasca de esta semana trajo a Canarias, aparte de copiosas descargas de agua, una verdadera lluvia de críticas acerca de la preparación de las ciudades ante los fenómenos meteorológicos adversos. La peor parte de este otro temporal ha caído sobre Tenerife, que fue la Isla más afectada por la tormenta, pero las demás no escapan a este debate. Y es que tras la tempestad, además de la calma, llegó la hora de evaluar los daños y tomar medidas para prevenir futuros desastres.

EL DÍA preguntó al Gobierno regional, a los siete cabildos y a un experto si consideran que las infraestructuras canarias están bien preparadas para hacer frente a fenómenos excepcionales, como la borrasca pasada. Menos La Gomera y Gran Canaria, que no respondieron, en los otros casos, con matices, los responsables del área defienden la calidad de las obras públicas e insisten en la necesidad de contar con el planeamiento a fin de preparar los núcleos de población frente a circunstancias extremas, como la tempestad de esta semana, si bien sólo Tenerife dispone de un Plan Insular de Ordenación Territorial (PIOT) aprobado y adaptado a las Directrices.

Críticas

En el centro del huracán están tanto la formulación como el control al cumplimiento de los planeamientos urbanos, instrumentos que, al menos en teoría, deberían servir para preparar las ciudades para algo más que ordenar el tráfico y disponer sus áreas verdes.

Unión Progreso y Democracia (UPyD) en Tenerife criticó ayer mismo, en una nota, que "las declaraciones tanto del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, como del presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, entre otros, no son más que una muestra de irresponsabilidad, al no asumir su parte de responsabilidad en los daños producidos por la borrasca, achacando a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) la culpa de no poder hacer nada por la inexactitud de sus previsiones".

También las familias y los comerciantes afectados por las inundaciones, así como organizaciones como Alternativa Por Tenerife Sí Se Puede criticaron las devastadoras consecuencias de las riadas que siguieron a este último temporal en Tenerife y achacaron su gravedad a la "nula planificación" de las autoridades.

El propio consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno canario, Juan Ramón Hernández, llegó a admitir que las autopistas del Norte y la del enlace entre Las Chumberas y Santa María del Mar sirvieron de cauce para conducir las lluvias de La Laguna hasta Santa Cruz de Tenerife.

El arquitecto Benjamín Cova, con más de 20 años de experiencia en el campo de estructuras, alerta de que en ese lapso de tiempo se han construido y urbanizado laderas, fondos de barranco, se ha seguido alterando la salida natural al mar de los cauces, los niveles freáticos de los terrenos aluviales están siendo modificados y siguen existiendo núcleos urbanos en laderas con inestabilidades, si bien admite desconocer los estudios que han acompañado los documentos de planeamiento que se han redactado en las dos últimas décadas.

"Soy consciente de la enorme utilidad de estos trabajos y de que cada vez la información y conocimiento en nuestras islas al respecto es mayor", señala Cova, aunque añade que "es preciso reconducir los esfuerzos y recursos económicos que se están empleando en la actualidad para conseguir más eficacia en el conocimiento de las características del marcos geológico de las Islas".

"Mientras sigamos admitiendo documentos realizados por terceros imprecisos, incompletos y ambiguos en nuestros expedientes, se estará desechando una importante herramienta de trabajo que seguro evitaría al menos la amplificación de problemas como los que nos ocupa", insiste.

En cambio, el consejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, Domingo Berriel, asegura que el planeamiento actual, por contraste con las actuaciones de las décadas pasadas, dispone de herramientas para que las nuevas infraestructuras en las áreas de expansión de las ciudades, así como las obras a efectuar en las partes ya consolidadas que necesitan algún tipo de intervención para transformar el entorno, tengan en cuenta los riesgos que enfrentan esas áreas, como la posibilidad de fuertes tormentas.

Berriel asegura que las normas y leyes que regulan el planeamiento prevén la realización de los denominados mapas de riesgo, lo que permite establecer las zonas en las que se debe evitar la ocupación de edificaciones y obliga a tener en cuenta fenómenos excepcionales, como esta última borrasca, al señalar qué suelos se pueden urbanizar. "Hay estudios de riesgo realizados por ingenierías especializadas que se incorporan al planeamiento y, en función de sus resultados, se toman decisiones para permitir que se urbanice, o no", explica Berriel.

Pero la realidad es que antes de la aprobación de cualquier planeamiento, la mayor parte de las ciudades ya está construida. "Las infraestructuras no son de ayer ni de hoy: la mayoría tienen muchísimos años, incluso siglos", recuerda el consejero. "Las poblaciones se van consolidando y cuando hay acontecimientos naturales muy fuertes se ven deficiencias en ellas en algunos casos", admite.

Por eso, insiste Berriel, el efecto de las evaluaciones y de los mapas de riesgo incluidos en los planeamientos sólo tendrán efecto sobre las áreas de crecimiento de las ciudades. "Si se detectan deficiencias con las infraestructuras en la parte consolidada, se procura hacer otras obras que sirvan para resolver estos problemas".

Así, los suelos urbanizables sólo lo serán tras analizar riesgos como el cálculo de los cauces de agua de la localidad o el grado de pendiente que presentan. "El planeamiento es cada vez más exigente con este tipo de cosas para construir las nuevas infraestructuras, pero lo que venía de siglos atrás hay que irlo corrigiendo con obra pública".

Pese a lo que afirma el consejero de Ordenación Territorial, la realidad es que las lluvias de estos días provocaron importantes destrozos en viviendas y comercios no sólo de áreas consolidadas de la capital tinerfeña, como la Avenida Venezuela o La Cruz del Señor, sino también en urbanizaciones recién terminadas o con poco tiempo de existencia en localidades costeras de la propia capital o en el municipio de El Rosario que, en teoría, debieron superar no hace tanto las evaluaciones de riesgo de los modernos planeamientos.

"Adecuar la ciudad no se hace en un día: hay veces que se ve la necesidad de poner un desagüe u otras infraestructuras y a lo mejor hay que dejar fuera de ordenación manzanas completas para poder transformar la ciudad. Esta es la realidad del planeamiento", afirma.

En cuanto a la situación de Santa Cruz de Tenerife, Berriel explica que la Isla tiene una orografía "complicada" porque La Laguna tiene una cota "muy superior" a la capital en un espacio pequeño, lo que significa que la ciudad está al final de una "importante" cuenca. Además, "Santa Cruz de Tenerife creció mucho en los años 60 de manera desordenada, y eso tiene sus consecuencias". En cambio, "hoy día, los planes generales hacen grandes esfuerzos para acoplar y cambiar las ciudades a fin de hacerlas más seguras".

Pero Cova subraya la "enorme responsabilidad" que la Administración tiene en este momento, ya que se encuentra en fase de redacción La Guía para la Planificación de Estudios Geotécnicos para la Edificación, que "debe contar con pautas bien claras de actuación, aprovecharse de la experiencia existente y no sólo asegurar la realización de costosas campañas de reconocimiento sin tener asegurada la finalidad y fiabilidad de sus resultados".