Llegó a la dirección del Centro Penitenciario Tenerife II hace seis meses, pero asegura que ya conoce perfectamente el funcionamiento de la prisión, de la que lo ha sorprendido la cercanía entre internos y funcionarios. Con 23 años de experiencia en Instituciones Penitenciarias, Francisco González, asegura que su gran reto es mejorar las condiciones de habitabilidad de los módulos.

¿Cuáles han sido sus primeras impresiones en Tenerife II?

Este centro me gusta porque permite el trabajo directo, el contacto con las personas que están cumpliendo condena y eso hace que se conozcan mejor los problemas. En los centros más modernos todo es más mecanizado y las distancias son mayores entre los funcionarios y los internos. Se supone que así son más seguros, pero yo creo que como realmente se consigue ganar en seguridad es con el conocimiento y el trato del funcionario porque se hace respetar, hay orden y una buena convivencia. Además es una prisión que cuenta con muchos espacios...

¿Muchos espacios? Pero si hay hacinamiento...

Bueno, son espacios pequeños (se ríe), pero quiero decir que la arquitectura da opción a separaciones entre los mismos módulos y eso no es habitual.

¿Qué le llama más la atención de la población reclusa?

Que el índice de extranjeros es mayor. Aquí yo he visto más nacionalidades que en ningún otro centro que yo conozca; hay malayos, chinos, de países del este, africanos, etc... Pero eso, en sí, no produce ningún problema. Se nota que las Islas están acostumbradas a recibir gente de todas partes.

Se dice que como hay tantos extranjeros los canarios tienen que ser trasladados a cumplir condena a la Península...

Bueno, a mí me ha tocado una época muy difícil porque las plazas se han tenido que disminuir para poder vaciar un módulo y reformarlo. Eso repercute en que personas que se hubieran quedado aquí han tenido que irse fuera, pero nosotros siempre priorizamos a quienes no tienen vinculación con las Islas, lo que ocurre es que muchos extranjeros están preventivos y no se les puede trasladar porque pueden ser reclamados para juicios o diligencias. Nosotros quisiéramos trasladar a gente que no tiene vinculación con Tenerife, pero muchas veces no es posible.

Pero, una vez que se van, ¿serán los primeros en volver?

Claro. Por ejemplo, los que hemos tenido que trasladar por las obras, regresarán desde que se abra el módulo. Además de que se ha abierto un centro de inserción social, de manera que cuando alguien obtenga el tercer grado pueda cumplirlo aquí.

Los datos oficiales dicen que en la Península hay 1.500 presos canarios, lo que supone casi una tercera cárcel canaria...

En Tenerife II ahora hay unos 1.200 internos de los que 200 son de Las Palmas, de manera que allí es donde está el problema, porque no cabe más gente. Seguramente, la mayoría de los que están en la Península son de Gran Canaria o de otras islas. Creo que la apertura de Juan Grande y de otro CIS sí va a mejorar la situación notablemente y los tinerfeños podrán cumplir su pena en Tenerife.

¿Qué le quita el sueño?

Lo que me gustaría es que las obras de reforma que se están desarrollando, se hicieran bien y rápido porque hay 150 internos que podrían estar aquí y no están, pero realmente no hay nada que me preocupe tanto como para no dejarme dormir.

¿En qué consisten esa obras de mejora?

Bueno, los tejados se están poniendo nuevos, calefacción... pero sobre todo se está mejorando la habitabilidad e higiene del módulo cuatro. No puedo decir todo lo que se va a hacer porque hay muchas cosas que nos gustaría que se hicieran, pero no sabemos si vamos a tener disponibilidad presupuestaria y vamos a intentar arreglar los módulos hasta donde podamos llegar.

Pero, ¿hay tanto que arreglar?

Cuanto más, mejor. Desde que se abrió este centro nunca se había vaciado un módulo para que se pudiera trabajar en él tranquilamente. Es una ocasión única para aprovechar y hacer todo lo necesario.

Sindicatos, presos y familiares de presos coinciden en decir que con su llegada todo es más transparente

Lo agradezco, pero es mi trabajo. Trato de tener en cuenta a todo el mundo. Hablar con los internos, conocerlos, igual que a las familias. Hay que aunar esfuerzos y que entre todos hagamos de este sitio un lugar con una convivencia adecuada. Creo que es bueno que se conozca el trabajo que se hace porque no hay tanto que ocultar. Tenemos que ser más transparentes y así podremos acabar con el morbo que suscita la cárcel, porque la vida de una prisión es pública y notoria.

¿Hay hacinamiento o no?

Ha bajado un poco y estamos en un número mejor que antes, pero sin demasiados cambios.

¿Cree que tiene el personal suficiente?

Siempre nos quejaremos de que hay poco personal, es decir, nunca nos quejaremos de que hay demasiada plantilla, aunque está claro que con más personal se daría un servicio mejor.

¿Pero es normal que haya un funcionario para 200 internos?

El servicio mínimo de un módulo de 200 internos son dos funcionarios. Lógicamente es poco y lo deseable es que fueran más, pero se puede funcionar. La administración tiene un deber de austeridad y tenemos que adaptarnos a lo que hay.

Los sindicatos llegaron a afirmar que en Tenerife II no pasa nada porque los presos no quieren...

Son ellos mismos los que con su trabajo evitan muchos incidentes, así que no creo que hayan dicho eso. Los presos de este centro no son tan conflictivos como los de otros lugares, lo que no quita que siempre haya quien es peligroso. Hace poco hubo una escaramuza y no pasó nada grave

¿Con qué se queda de estos seis meses?

Con que no hay mal ambiente, sobre todo porque hay una relación muy estrecha entre los funcionarios y los internos.