AL PARECER, el vicepresidente del Gobierno de Canarias, José Manuel Soria, no considera un asunto prioritario los trenes previstos para Tenerife, trenes al Norte y al Sur, que promueve el Cabildo y que debe apoyar el Gobierno de Canarias.

Cuando uno suscribe un pacto de Gobierno suscribe también un pacto de respeto. Es decir, que entre aliados no cabe una discrepancia y más una discrepancia que puede servir a Madrid para concluir -y aprovecharse- de que los canarios no nos ponemos de acuerdo en nuestros proyectos.

Soria puede incurrir en una grave deslealtad, que no le conviene. Los trenes, proyectados por el Cabildo, son vitales para el futuro de Tenerife. Para su economía, para la movilidad de sus ciudadanos, para la comodidad de los habitantes de la isla. En definitiva, para su progreso.

Cuestionar a la ligera este proyecto es grave. Hace pensar a uno, aunque no quisiera, que Soria arrima el ascua a su sardina. En su isla esos trenes hacen menos falta porque la población se concentra mucho más en la ciudad de Las Palmas. No quisiéramos pensar que el vicepresidente ha sacado el rejo canarión porque siempre nos ha parecido una persona equilibrada y sensata; y porque su padre era un hombre de las siete islas, que tuvo socios tinerfeños y que vino mucho por aquí y quería mucho a esta isla. Y sabemos que José Manuel Soria también.

Este comentario no quiere sacar lasca a la persona, ni siquiera al político; sólo pretende hacer justicia con la isla a la que amamos y en la que vivimos. Tenerife está mal comunicada. Sea por lo que sea, las infraestructuras no han sido nunca las adecuadas. Se cuestionan las carreteras como se cuestiona el progreso, tantas veces por insensatos residentes en esta misma isla, que se colocan el disfraz de ecologistas. Es triste, pero es así. Estamos de acuerdo con el vicepresidente en que hacen falta más hospitales, pero también otras infraestructuras.

Si José Manuel Soria forma parte de un pacto de Gobierno, que respete a los tinerfeños. Que respete a un Cabildo co-gobernado por su partido y por Coalición Canaria, que quiere esos trenes, sencillamente porque los necesita la isla. Que no se eche fuera de la lógica, ni de la razón. Que bastantes enemigos tenemos ya, dentro y fuera de estos peñascos, para que un amigo nos traicione.

Que se dé cuenta, en suma, de que Canarias hay que construirla, no destruirla. Y una mala forma de construirla es oponerse, desde dentro mismo del Gobierno cuya obligación es protegernos y proteger nuestros intereses, a un proyecto que es vital para el futuro de la isla de Tenerife. La más grande y la más importante de este Archipiélago, lo quieran o no.