Es sólo uno más de los casos que ha creado la aplicación de la Ley de Dependencia en Canarias pero para Víctor Benítez es un auténtico drama porque teme tener que verse entre la disyuntiva de pagar sus deudas para que no le embarguen o reducir la atención que le está prestando a su madre dependiente.

Desde hace seis años su madre, Trinidad Baute, no puede realizar ninguna actividad de la vida cotidiana por sí sola, puesto que tiene graves problemas de movilidad.

"No puede caminar, ni comer por sí sola, tiene muchos problemas respiratorios y neurológicos y sólo reconoce a las personas más cercanas. Además, le cuesta relacionarse porque tiende a encerrarse en sí misma y a ser muy seca si hay alguien a quien no conoce alrededor", explica Víctor antes de insistir en que ante esta situación tuvo que contratar a una chica "que la atendiera todo el día" para que él pudiera seguir trabajando.

"Mi madre es viuda y cobra un pensión que no llega a los 800 euros. Eso sólo ya es más de lo que cobra la interna que tenemos en casa, pero nos parece un dinero bien empleado porque sabemos que así nunca está desatendida. Ya se ha acostumbrado a estar con ella y se conocen y entienden", indica.

"Entre mi hermano y yo nos hacemos cargo de todos los demás gastos, que no son pocos, porque hay que hacer frente a todas las cosas propias de la casa, además de sus tratamientos, las consultas a los médicos y la alimentación. Hasta hace poco entre los dos íbamos tirando pero ahora, con la crisis económica, es que no llego".

"Hace algunos años -continúa explicando- obtuve una hipoteca y demás. En aquel momento todo era más fácil pero ahora, es que temo verme en la necesidad de o quitarle servicios a mi madre o perder mi casa si no pago".

Víctor asegura no entender que si la ley le reconoce a su madre como persona dependiente un recurso destinado a su cuidado, hasta la fecha no haya tenido respuesta alguna.

"Yo no pretendo pagar mis cosas con el dinero que le den a mi madre, de hecho, si le pusieran una chica igual que la que tiene ahora ni siquiera querría el dinero. Lo que sucede es que no me dicen nada y el tiempo pasa y pasa y la situación es cada vez peor, entre otras cosas porque mi madre cada vez es más mayor y necesita más atenciones y cuidados".

Y es que asegura sentirse "desesperado ante la falta de respuestas claras por parte de la Administración".

"Presenté la solicitud en mayo de 2008 y, viendo que pasaban los meses y que no recibía ningún tipo de contestación, puse una reclamación el 15 de septiembre de 2009 solicitando que me dijeran el motivo del retraso. Como tampoco obtuve ninguna contestación volví a presentar una reclamación en noviembre, otra en diciembre, otra en marzo y la última en mayo. Al final recibí el reconocimiento de la situación de dependencia de mi madre pero ahora dicen que tengo que seguir esperando a que vengan a hacer un informe y no sé qué cosas que va a tardar más porque, según siempre me dicen, están desbordados", afirma.

"Si la ley ampara a mi madre y se supone que se ha hecho para ayudar a aquellos que nos dedicamos a atender a nuestros familiares que más lo necesitan, no entiendo cómo pueden pasar dos años sin que den una respuesta a una solicitud de ayuda. ¿Es que no se dan cuenta de que todo el tiempo que se retrasan es un esfuerzo extra que deben hacer las familias y que después no se compensa con el abono de retrasos ni con nada", sentencia Víctor Benítez que asegura que no dejará de llamar a la Dirección General de Servicios Sociales del Gobierno de Canarias ni de poner reclamaciones hasta que no le den una respuesta a su madre.