UN HURACÁN podría ensombrecer en los próximos días la vida habitualmente apacible del Cabildo de Tenerife. Todo depende de si Vicenta, Tita, Díaz se decide o no a hablar y a decir lo que sabe y lo que piensa. La consejera del PP, recuperada plenamente de una grave enfermedad, se considera traicionada en su ausencia; y durante la misma se han producido sospechosos movimientos en su área -Carreteras, entre otros cometidos-, que terminan con el nombramiento de Ofelia Manjón como directora general, con amplias competencias.

Pero no es esto lo más grave, sino algunos sucesos ocurridos en mesas de contratación. Tita Díaz no está tampoco dispuesta a que le echen a ella las culpas de la falta de inversión en carreteras cuando resulta que se ha pasado algunos años pagando gastos contraídos en periodos anteriores a su mandato y que no habían sido satisfechos a los proveedores.

El cenit de la enemistad de Tita con Melchior llegó el otro día, cuando ella paralizó una mesa de contratación que presidía porque creyó ver vicios en el procedimiento y actitudes que no le convencían. Parece que esto produjo la ira del presidente.

Algo pasa con Tita, porque la actitud hacia ella de Ricardo Melchior, desde que los dos llegaron de recorrer el Camino de Santiago, a donde acudieron con sus familias y otra familia alemana y dos amigos del matrimonio Melchior, se ha deteriorado mucho. La consejera, por el momento inaccesible, cuenta a sus íntimos que ella no va a cargar con las culpas del desastre inversor en carreteras y que se defenderá ante quienes le acusan de no trabajar en su área, con cifras y datos contundentes. Algunos detallitos van a ser bastante molestos para Coalición Canaria. ¿Llegará el asunto a los juzgados?

Es de esperar que el PP defienda a su consejera, a quien su -¿amigo?- Melchior le ha pedido que deje el cargo, aunque no se atreve a cesarla para no romper el pacto ni el difícil equilibrio que existe en el organismo insular. Tita Díaz no va a dimitir; por nada del mundo, porque según su entorno tiene la conciencia tranquila, le echa muchas horas a su trabajo y si no hace más es porque no tiene un euro para invertir.

Cuando Vicenta Díaz se fue a Nueva York, a tratar su enfermedad, le sustituyó Mónica Méndez, que no demostró demasiadas ganas de trabajar en su área y que propuso a Ofelia Manjón como directora general, con todas las competencias de la consejera. También se cuestiona la legalidad de este nombramiento por algunos vicios en el decreto (al parecer se llevó a la Comisión de Gobierno de manera poco ortodoxa). Pero, de momento, vamos a dejar esto en un simple ruido de sables hasta mañana o pasado.