No beber, ni comer, e, incluso, la prohibición de utilizar los servicios durante el vuelo son algunas de las situaciones que, según denuncia Izquierda Unida Canaria (IUC) en una carta a la Defensora del Pueblo, sufren los presos de Canarias durante sus traslados a la Península.

Para interponer este denuncia, IUC se ha valido del testimonio de un recluso que fue trasladado desde la cárcel de Tenerife II a la prisión de Topas, en Salamanca, el pasado día 24 de marzo.

"El viaje empezó a las nueve de la mañana y acabó a las ocho de la noche, incluidas seis horas de permanencia en el avión, y a los internos no se les permitió ni beber, ni comer, ni tomar medicamentos, ni utilizar los servicios, lo cual provocó que algunos se orinaran durante ese viaje", relató el preso según indica en una nota de IUC, que insta a que investigue lo que sucede y a que exija al Gobierno la rápida implantación de condiciones dignas en tales traslados, según señala en su comunicado.

Estos hechos no sorprenden a la Asociación de Familiares y Amigos de Presos de Tenerife (Afaprete), quienes afirmaron a este periódico que desde su fundación no han parado de denunciar estos hechos ante el Gobierno canario.

"Lo que cuenta este recluso nos lo han relatado en multitud de ocasiones diversos presos que no se conocen entre sí y momentos diferentes. Además de lo referente a sus necesidades, durante el viaje les obligan a permanecer con la cabeza apoyada en sus rodillas, entre otros hechos que vulneran los derechos de cualquier persona", explican desde la asociación.

Sobre esta denuncia, la subdelegación del Gobierno en Tenerife no ha querido pronunciarse.

Afaprete aprovechó para tratar sobre la comunicación de los traslados a los presos. "Un día antes del viaje les informan que preparen su equipaje porque mañana se van a otra cárcel, sin darles explicaciones del motivo ni indicaciones del lugar al que los van a trasladar. Aquellos que tienen dinero para la cabina telefónica se lo pueden comunicar a sus familias en ese momento, y, si no, ya les informarán", relatan.

"Según nos dicen -continúan-, se utiliza este sistema por motivos de seguridad, para que sus seres queridos no se aglomeren en la puerta de Tenerife II para despedirse de ellos".

Otra demanda de la asociación es que "nunca llegan, en el tiempo que deberían, a la cárcel prevista". "Siempre pasan por otro centro diferente al que les han destinado cuando llegan a la Península, y ahí permanecen, en ocasiones, hasta dos meses sin que sus familiares sepan donde se encuentran", indican desde Afaprete.

Los traslados masivos de presos a la Península desde Tenerife II que se sufrieron en los pasados meses, debidos a las obras que sufre el centro penitenciario, han cesado, señala la asociación, que destaca que pese a ello no se puede permitir que haya tantos presos canarios fuera de las Islas, "en diciembre de 2009 se estimó que más de mil quinientos reclusos isleños permanecían en cárceles peninsulares", concluyen.