La comunidad científica española dispondrá en breve de un robot no tripulado y manejado a distancia que, denominado Liropus 2000, permitirá la exploración de los ecosistemas marinos hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque con capacidad para llegar hasta los 3.000.

El aparato, que fue presentado hoy en el puerto de Vigo, permitirá la toma de imágenes a través de varias cámaras, una de ellas de alta definición y otra de muy baja luminosidad, y también la recogida de muestras mediante brazos manipuladores de una forma más precisa y menos invasiva que los medios hasta ahora empleados.

Aparte de aplicaciones científicas también podrá ser utilizado para operaciones de rescate como las que tiene encomendado el submarino de Salvamento Marítimo, e incluso para realizar prospecciones, pues de hecho ya hay una petición del proyecto del Gran Burato, el cráter submarino gallego de origen gasista.

El Liropus 2000 tendrá su primera misión científica en junio de 2011 en un proyecto de la Universidad de Barcelona en el Cabo de Creus, y a medio plazo tendrá una contribución decisiva en la definición, a petición de la Comisión Europea antes de 2012, de las áreas marinas susceptibles de protección.

En el marco del proyecto "Indemares", el Instituto Español de Oceanografía (IEO) realizará un inventario y designará las zonas de Red Natura 2000 en áreas marinas españolas para garantizar el mantenimiento de la biodiversidad y la sostenibilidad de las pesquerías, según explicó su presidente, Eduardo Balguerías.

Se realizarán inmersiones en el Cañón de Avilés, el Banco de Galicia, las Chimeneas en el Golfo de Cádiz, el Seco de Los Olivos en el Mar de Alborán, el Canal de Menorca, el Cabo de Creus, el Banco de la Concepción al norte de Canarias, y los de Amanay y El Banquete, entre Fuerteventura y Lanzarote.

Dada la maniobrabilidad del Liropus 2000, que toma su nombre de un crustáceo ciego que habita en las profundidades marinas en El Cachucho, frente a Avilés, se podrán identificar y describir las especies de hábitats complejos como estrechos cañones submarinos, afloramientos rocosos o arrecifes de coral.

Eduardo Balguerías precisó que los sistemas tradicionales de extracción llevan a la superficie las muestras "machacadas", con los elementos "mezclados", por lo que "no se pueden extraer conclusiones sobre las relaciones estructurales y funcionales" entre estos.

"Es como si un extraterrestre que quiere conocer cómo se vive en la Tierra coge una gran cuchara y lo arrastra todo. Luego ve cascotes de hormigón, ladrillo, mesas, gente... pero eso no le da una idea de la estructura", ilustró el director del IEO.

Balguerías se mostró esperanzado en la potencialidad del Liropus 2000 para la catalogación de nuevas especies submarinas, pues sólo en el estudio realizado por el IEO en la zona del Cachucho, frente a la costa avilesina, se han descrito 40 nuevas especies para la ciencia.

El director del IEO hizo hincapié en el "enorme potencial" para la actividad científica de los fondos submarinos, pues se remitió a una estimación de que del total de la superficie del fondo oceánico sólo se conoce el 10 por ciento.

En el acto de presentación, el secretario de Estado de Investigación, Felipe Pétriz, puso énfasis en la "enorme importancia" del robot "para que los investigadores conozcan mejor los mares y tomen las decisiones adecuadas para su conservación".