Como otros inmuebles de las universidades "clásicas", el edificio central de la Universidad de La Laguna (ULL) presenta un buen número de deficiencias que deben corregirse para adaptarlo a las necesidades del presente: situaciones "caóticas", incomodidad para trabajadores y estudiantes, dependencias administrativas de pequeño tamaño, circulación poco fluida que obliga a los usuarios a recorrer pasillos y escaleras para cumplimentar un trámite... La institución dispondrá en breve de un instrumento con el que abordar estos problemas y "reordenar" los espacios del edificio.

Se trata de un plan director elaborado por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop), cuyo avance ya está en poder de la ULL, que lo presentó ayer en un acto público. Enrique Carvajal, profesor de Arquitectura de la Universidad de Sevilla y principal artífice del texto, advirtió de que el plan funciona como una "auditoría" del edificio que permitirá establecer una planificación "a largo plazo", que fijó entre diez y doce años.

Además de su antigüedad, la "sobrepresión" -consecuencia de una creciente demanda de títulos y formación- ha sido el otro factor que ha llevado el inmueble hasta su estado actual, explicó Carvajal. La falta de estructuración de las funciones docente y administrativa -están "revueltas", según el arquitecto- también deberá ser solventada. De hecho, el edificio acogerá todos los servicios administrativos de la Universidad, incluidos los del Rectorado, algunos de cuyos departamentos ya han sido trasladados a él.

Junto a la "mudanza" de estos servicios, la ULL también ha comenzado a ejecutar las actuaciones más urgentes, obligada por el mal estado de las instalaciones. "Había que hacerlas con plan director o sin él, porque si no el edificio corría el riesgo de colapsar", argumentó el director de secretariado de Infraestructuras de la Universidad, Pedro Sánchez, quien detalló algunas de estas situaciones: vigas -la "columna vertebral" del inmueble- sin recubrimiento , cornisas a punto de desplomarse o parapetos con grietas.

En cuanto a la forma que tomará el edificio cuando concluyan los trabajos previstos en el plan director, en la planta baja se recuperará la función del claustro, se dispondrán los servicios de atención al público en las zonas próximas a los accesos y se cubrirá el patio para que los usuarios esperen su turno para ser atendidos. Uno de los cambios más llamativos será el traslado de la cafetería, que actualmente ocupa un espacio "fundamental", algo que el director del plan consideró inadecuado.

El semisótano acogerá el archivo universitario, mientras que en el primer piso se situarán el Rectorado, los vicerrectorados y la gerencia y se mantendrá el aula magna. En la planta alta se ubicarán los servicios relacionados con infraestructuras, asesoría jurídica, prensa, calidad, telefonía, inventario, publicaciones y prevención de riesgos laborales.