OTRA de las ocurrencias más absurdas de ZP ha sido vaciar de ingresos a las cámaras de Comercio, Industria y Navegación, librando a las empresas de su cuota obligatoria. Es decir, que en vez de aliviar a esas empresas de parte de las cotizaciones de la Seguridad Social, en lugar de subvencionar a las pymes para que creen empleo, el Gobierno hunde a las Cámaras de Comercio, que ya han comenzado una política a la desesperada para reducir sus gastos. Miles de personas se irán al paro en toda España. Justamente aquellas personas que ayudaban a los empresarios a buscar soluciones para sus mercantiles, a facilitar los trámites engorrosos que una empresa española ha de llevar a cabo para subsistir. Otra vez el PSOE matando al mensajero.

A partir de ahora, las cámaras irán cerrando, una detrás de otra. Porque se les han restado ingresos, pero no se aporta ninguna solución de financiación, en una medida típica de la política errática de este hombre y de este Gobierno. Las cámaras habían ganado en los tribunales, tras mucha lucha, un estatus de financiación adecuado, de acuerdo con los beneficios de las empresas que obligatoriamente tenían que estar adscritas a ellas. Ahora, de un decretazo, el Gobierno socialista las pasaporta hacia la nada. Vacías de contenido, una detrás de otra van a caer inexorablemente. Tanta inversión, tanto sacrificio de sus directivos y empleados no habrá servido para nada.

Este régimen socialista no da ni una en el clavo; e incluso lo que intenta hacer para bien se le convierte en negativo para los ciudadanos y, sobre todo, para los empresarios. Es como un sino.

La Cámara de Comercio tinerfeña, por ejemplo, ha realizado una labor importantísima tanto en las islas como fuera de ellas. Ha ayudado a los empresarios de su zona en sus exportaciones, ha abierto nuevos mercados, ha hallado vías de penetración empresarial en Europa y en América y esta decisión del Gobierno la deja fuera de combate. Están enviando e-mails a sus proveedores prescindiendo de sus servicios. Y el primero que ha recibido esta comunicación ha sido el sector de la publicidad. La Cámara ha suspendido prácticamente sus promociones.

Ninguna de las medidas económicas arbitradas por el Gobierno de Zapatero para cumplir con las exigencias europeas ha sido puesta en práctica aún. La tomada contra las cámaras se ha tramitado de manera vertiginosa. El despido caro sigue igual, se siguen discutiendo los de 20 días, las pensiones aún no han sido tocadas (pero lo serán en breve) y las consecuencias de lo acordado todavía no se ven. Y así nos va. Ahora bien, la guerra contra las cámaras ha sido brutal, inmediata y absurda.