Solo un 7% de los universitarios canarios está dispuesto a cambiar su lugar de residencia para acceder a un puesto de trabajo. El dato, procedente de los estudios del Observatorio Permanente para el Seguimiento de la Inserción Laboral (Opsil) de la Universidad de La Laguna, es un ejemplo de los "factores motivacionales" que, a juicio del director de esta entidad, Luis García, perjudican las posibilidades del titulado de las Islas de encontrar acomodo en el mercado de trabajo. Pese a que también es partidario de abandonar tópicos y complejos -que relaciona con la escasa valoración que los estudios superiores han tenido en una región donde ha imperado un modelo productivo que permitía altas remuneraciones sin cualificación-, García advierte de que la "falta de iniciativa" y la resistencia a la movilidad -y no el nivel de conocimientos teóricos o de dominio técnico- son los elementos que lastran la imagen de los licenciados de la ULL ante los empresarios. El efecto que la crisis ejerce sobre la actitud de los titulados está aún por estudiarse -la propia Opsil lo hace en estos momentos-, pero Luis García adelanta que puede contribuir a cambiarla. "El estudio indica que empieza a haber paro en carreras que hasta ahora no lo tenían -caso de Enfermería o de las ingenierías-, y los alumnos empiezan a saber que tendrán que moverse. Lo motivacional empieza a desempeñar un papel muy fuerte". Curiosamente, el director regional de Adecco en las Islas, Adal García, tiene la percepción opuesta. "Antes de la crisis, los demandantes de empleo estaban más dispuestos a asumir riesgos. La crisis ha creado una situación de pesimismo y escepticismo y los titulados son cada vez más reacios a trasladarse dentro de su isla o de una isla a otra", expone.