YA ERA HORA de que el continente africano, sobre todo en el norte, entrara en ebullición buscando arrancar la verdadera libertad, la democracia y la identidad, que hasta ahora la han tenido hipotecada con falsos conceptos raciales que no corresponden a la realidad de estos pueblos. La Conferencia de Berlín del 26 de febrero de 1885 estableció unas fronteras organizadas por los colonialistas, sin consultar a los pueblos africanos, y en Europa se decidió el porvenir de todo un continente, el viejo continente de donde vienen la raza humana y las primeras culturas de la civilización mundial, como fue la egipcia.

En el año 56 y siguientes se verifica el proceso de las independencias africanas, un proceso de luchas revolucionarias que en muchos lugares no se llegó a concluir, porque los colonialistas se avanzaron dando las independencias y el poder a elementos que podían dominar, y aquellos que les molestaban los asesinaban descaradamente, como sucedió en el Congo con Patricio Lumunba, asesinado un 17 de enero de 1971. En otros países, como en Túnez, no hubo una guerra de liberación, como sucedió en Argelia, sino que Francia encontró a un político tunecino, Habib Burghiba, afrancesado, que iba a salvaguardar los intereses del colonizador y no llevar a cabo una revolución para acabar con todas las estructuras coloniales y establecer unas nuevas propiamente tunecinas, mirando hacia el futuro para abrir paso a la juventud del país.

Con las independencias de los países vecinos y la influencia de la Liga Árabe, Túnez, que podía haber jugado un papel panafricanista por su pasado, se convierte en una República islámica presidencialista bajo la influencia árabe y abandona el panafricanismo, donde podía haber jugado un gran papel debido a su cultura fenopúnica, bizantina, amazigh y cruce de culturas, ya que su territorio fue la provincia romana de África que después dio nombre a todo el continente y donde existían comunidades hebreas, cristianas, moriscas, amazigh y beduinas, más el recuerdo de Cartago, que fue una gran cultura y un gran pueblo que se opuso a Roma y la puso en jaque durante siglos.

Con el régimen presidencialista establecido por H. Burghiba y lo de presidente vitalicio, las libertades tunecinas se fueron degradando hasta que en 1986 fue depuesto por su ministro del Interior, Ben Alí, que se autoproclamó presidente hasta este mes de diciembre en que por fin el pueblo acabó con él, tomando las calles y acabando con las mafias de las familias del expresidente y su esposa. El pasado miércoles, 33 miembros de estas familias mafiosas han sido detenidas y, por fin, el partido de Ben Alí, el RCD, ha sido disuelto el jueves, por lo que se van aclarando las cosas en este país africano.

La juventud tunecina, harta ya de tanta corrupción y de la desaparición de las libertades y el fracaso de la democracia con el régimen presidencialista que durante ya veintitrés años ha gobernado este país africano, se echó a la calle tras el suicidio, en Sidi Bouzid, de Mohamed Bouazizi, que ha sido el detonante de la Revolución del Jazmín. Bouazizi pertenecía a una de las grandes familias bereberes, es decir, imazighen del sur tunecino, los Bouazizi. Es una tribu muy respetada y conocida en la región cercana a Kairuan y Sfax. El pueblo de Sidi Bouzid lo considera como un héroe y el resto del pueblo tunecino también. Eso ha hecho que la juventud tunecina sea la que ha llevado adelante este movimiento revolucionario de progreso, ya que la juventud intelectual y bien preparada representa un peso numérico importante y conlleva una energía que presagia la sociedad más justa del mañana. Es una juventud que se ha comprometido en la lucha contra el régimen podrido y corrupto de Ben Alí; esta juventud debe vivir acciones de solidaridad como las que está atravesando en estos momentos y que va a dar ejemplo a las otras juventudes de África libre y la que aún queda colonizada, como la de Canarias.

En Canarias, acabada ya la ola americana que durante algunos años se había establecido en esta colonia española, con el sueño de que los canarios y sus descendientes habían combatido en las colonias de América en lucha por sus independencias, y de escritores canarios que habían escrito mucho sobre las independencias y luchas en aquellas colonias de donde se pensaba iba a venir la ayuda para liberarnos de España, y abandonada también poco a poco la ola europeísta de las posibilidades para Canarias de una solución de la lejana Europa, soñando con las hazañas de los canarios en la lucha por la República española y contra el franquismo, nos volvemos ya prácticos y pragmáticos y nos vamos dando cuenta de en qué continente estamos y dónde debemos luchar para arrancar nuestros justos y legítimos derechos nacionales que nos pertenecen en tanto que pueblo africano colonizado.

En Canarias, el CNC lo viene diciendo hace muchos años: la unidad de la juventud patriótica no es un planteamiento dialéctico, sino una necesidad vital. Solo esta unidad puede permitir a los jóvenes intelectuales y trabajadores alcanzar la eficacia necesaria con los otros sectores patrióticos para arrancar a nuestra nación de las garras del colonialismo. Igual que en Túnez en estos momentos, la reacción tiene sus garras aún afiladas y los enemigos de la libertad siguen allí hasta que sean destruidos completamente. La juventud canaria que no está influida por los partidos españoles ni por las redes del colonialismo y sus esbirros debe participar para reforzar la ideología de lucha de liberación que desde hace 46 años, y más, estamos predicando, puesto que la lucha de las ideas independentistas y republicanas federales exige de los jóvenes patriotas un compromiso profundo y total para no caer en las trampas colocadas por el enemigo de fuera y de dentro.

No hay que olvidar que nuestra juventud es una juventud del Tercer Mundo, no es una juventud europea, sino africana, ya que todos los nacidos aquí, en las Islas, son canarios por el "ius solis", igual que los descendientes de canarios, por el "ius sanguinis", y Canarias es una parte de África, aunque les duela a algunos reconocerlo. Es por ello que nos interesa todo aquello que suceda en nuestro entorno a favor de las libertades y la democracia que favorezca al pueblo y que vaya en el sentido de una justa distribución de las riquezas. Los problemas en Europa y en América, que los resuelvan sus habitantes y las fuerzas vivas y partidos de aquellos países; a nosotros lo que nos interesa es lo que sucede en nuestro entorno y cómo podemos conseguir que los pueblos africanos se comprometan en la lucha contra la monarquía colonialista española para ayudar nuestra causa.

En la etapa actual de nuestra lucha en Canarias, a la vista de que la corona española se niega a descolonizar -y lo ha demostrado dejando pasar la segunda Década de la Descolonización marcada por las Naciones Unidas-, tenemos en esta etapa que ganar las calles pacíficamente por medio de grandes manifestaciones, cada día mayores como las de este pasado jueves en las dos capitales canarias. Si un pueblo quiere acceder a la libertad, es necesario que se manifieste en las calles de una manera democrática y por todos los medios democráticos. Esperar que otros lo hagan en nuestro lugar o que nos vengan a regalar la independencia mientras permanecemos en nuestras casas es esperar la venida del Mesías y estar condenados a la desaparición en tanto que pueblo. Si nosotros no tomamos de una vez nuestra Bastilla de la calle Teobaldo Power, nº 7, en la capital tinerfeña, como hicieron el pueblo francés en 1789 y el tunecino en esta Revolución del Jazmín, desapareceremos como pueblo y perderemos nuestro futuro republicano bajo la bandera nacional de las siete estrellas verdes.

En África del Norte, de donde somos parte, aunque aún colonizados, se está fraguando un gran movimiento de pueblos que están en ebullición y que conciben una gran zona de pueblos unidos por principios de libertad, de desaparición de fronteras y de libertad de comercio y con ideas de un panafricanismo que favorezca a todos los pueblos que han estado dominados y colonizados por las potencias europeas o de otros continentes. Ese invento de un Magreb árabe que no ha funcionado nunca va a desaparecer. Va a surgir un Magreb económico sin fronteras, con nuevas identidades de pueblos que poco a poco se van a federar para vivir en paz y donde los canarios debemos participar.

Los patriotas canarios nos negamos a ser una plataforma tricontinental, como están predicando el Aula Paulina y sus consortes y presidente, para que aquí se instalen las multinacionales imperialistas y capitalistas que quieren explotar a nuestro continente africano. El gobierno colonialista de Madrid está metiéndole en la cabeza a los autonomistas de Coalición Canaria que esto es lo mejor para nuestro pueblo, y el actual presidente administrador de la colonia, Sr. Paulino Rivero, está encantado de desempeñar este sucio papel y va de capital en capital extranjeras a ofrecerse como administrador de esta colonia al servicio de la corona española y a vender nuestra patria al mejor postor. Para CC, el futuro queda en eso y solo piensa en el turismo como fuente única de riqueza para nuestras islas, abandonándolo todo para que Canarias sea, "per saecula saeculorum", solo lugar para la diversión y descanso de turistas y mafias del turismo, abandonando todos los otros sectores que constituyen la riqueza de una nación libre, es decir, la agricultura, la ganadería, la industria, el comercio, las riquezas marinas y todas las otras fuentes de riqueza.

El Congreso Nacional de Canarias (CNC) quiere exponer estos planteamientos como reflexión para nuestros compatriotas, aprovechando la oportunidad que nos brinda el único periódico independiente de Canarias, EL DÍA, para que comprendamos todo lo que está pasando en nuestro entorno del cual formamos parte, pero donde no podemos actuar por estar aún colonizados. Mientras, hay que seguir con manifestaciones en las calles de los trabajadores canarios, de sindicatos canarios, estudiantes y patriotas, como las del pasado jueves en las dos capitales canarias, pues esa es la vía que debemos aprovechar para arrancar nuestros legítimos derechos nacionales. Claro que la de la capital tinerfeña para otra vez debe hacerse en el centro de la ciudad, en la zona donde se hallan los turistas extranjeros, porque hay un factor que no debemos olvidar, y es que los extranjeros que nos visitan deben ver estas manifestaciones callejeras con nuestra bandera y fotografiarlas y hacer que tengan repercusiones internacionales, que es lo que le molesta al colonialismo español. Por este mismo punto de vista, felicitamos a los compatriotas de la isla de Tamarant, la isla de los valientes, por el recorrido escogido en la manifestación del jueves pasado, aprovechando las zonas donde convergen los turistas y zonas populares.

A manifestarse, pues, a ganar las calles y a reivindicar nuestros derechos y a condenar al colonialismo español. Esto es lo que importa y por lo que debemos luchar este año. No hay que caer en la trampa de las elecciones coloniales que prepara el gobierno español para el mes de mayo próximo, ya que está todo dispuesto para que ganen los mismos de siempre, el PSOE-GAL, el PP y los subordinados autonomistas de Coalición Canaria.

No olviden que los componentes de esta Bastilla canaria montaron el tinglado de los topes electorales para seguir ganando siempre ellos, y además están muy contentos por la aplicación de la antidemocrática ley d´Hont, que favorece a los partidos mayoritarios españoles y a sus colaboradores de CC, y como esto es una colonia de un país de la Unión Europea, los europeos residentes en las islas incluso pueden votar y ahora hasta los residentes de otros países. Decimos esto puesto que algunos canarios se están pensando en participar con nuevos partidos creyendo que van a desplazar a los de la tripartita o entrar en el juego que tienen montados estos partidos desde hace más de veinte años. No olviden que en Canarias hay cerca de medio millón de colonos residentes españoles, en las diversas administraciones del Estado colonial, policías, ejército, comercios afiliados a UGT y CCOO y residentes que, como es lógico, van a votar a partidos españoles de derechas, centro o izquierdas; entran también los canarios cursis que leen solo los periódicos de Madrid y que van a votar a partidos españoles; después tenemos a los autonomistas, que ya los conocemos desde hace veinte y tantos años, que tienen reservadas sus cuotas de poder, garantizadas por el gobierno de Madrid, y que siempre estarán contra la independencia por principio. Conclusión: por las urnas no se puede obtener nada. Por ello es necesaria la abstención patriótica para ver si logramos el 60% de abstención, cosa que tendrá repercusiones internacionales, que junto con las manifestaciones populares en las calles mostrará a la opinión internacional cuál es el sentimiento de la población netamente canaria.

el MPAIAC

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