EL MIÉRCOLES celebra junta general el Casino de Santa Cruz, que ahora es Real. Crece la contestación en la sociedad chicharrera, tan prestigiosa, porque algunos socios interpretan que un préstamo hipotecario de más de medio millón de euros para la construcción de un gimnasio y un salón multiusos es, en esta época, difícil de justificar.

Sin embargo, parece que no habrá derramas, sino subida de cuotas de acuerdo con el crecimiento del IPC. Lo sabremos enseguida. Son unos 3.000 los socios del Real Casino de Santa Cruz, el antiguamente llamado Casino de los Caballeros.

No sabemos si la oposición a la actual junta hará acto de presencia en la asamblea o dará por buena la gestión de la directiva, dejando esa labor crítica a los periódicos de la ciudad. Mal harían los opositores no dando la cara y no diciendo en la sede del Casino lo que comentan en los corrillos. Es en la junta general donde deben resolverse las diferencias que existen entre unos y otros.

La directiva actual, que preside el doctor José Alberto Muiños, no parece demasiado unida. Existen problemas domésticos, en los que por el momento no vamos a insistir, que necesitan una solución amable y no un desenlace traumático. Muy pronto los sindicatos, tanto Comisiones Obreras como UGT, van a publicar notas de lo que está ocurriendo con el personal. Que no es un asunto agradable pues existen al menos cuatro demandas laborales presentadas ante la jurisdicción competente por parte de varios empleados.

Lo cierto es que el clima en el Casino es distinto al de la etapa anterior, presidida por el caballeroso médico Domingo Febles e integrada por un grupo de personas que luchó durante años para que la sociedad respirara los aires de señorío y de libertad que la distinguieron durante muchos años. Ahora el ambiente es diferente. Es cierto que cada directiva tiene su sistema, su forma de actuar y que la actual fue democráticamente elegida, pero cabría preguntarse si el rumbo de la sociedad es el adecuado o no. Los socios lo seguirán diciendo.

Hacemos votos por que esta sociedad señera y señora de Santa Cruz tome derroteros adecuados a su historia y a su prestigio. Es buena la discrepancia, pero es mala la inquietud de los socios. Y les aseguramos que son muchos a los que no les gustan los métodos y las formas de la actual junta directiva. Y lo sabemos con absoluto conocimiento de causa. De buenísimas fuentes. De los propios socios discrepantes.