Los presidentes de los colegios de dentistas de Santa Cruz de Tenerife, Francisco Perera, y Las Palmas de Gran Canaria, Héctor Rodríguez, se reunieron con el consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Fernando Bañolas, para analizar el intrusismo profesional en el sector. La intervención de otro profesional que no sea dentista sobre la boca de un paciente constituye una infracción tipificada por el Código Penal, y así se lo trasladaron a Bañolas, a cuya consejería solicitaron apoyo y máxima colaboración.

Según la legislación vigente, reforzada por una reciente sentencia del Tribunal Supremo, los dentistas son los únicos profesionales que pueden atender y tratar clínicamente a los pacientes desdentados para realizar una rehabilitación en el aparato masticador o restaurar los dientes.

Ante la posible confusión del paciente sobre qué profesional tiene responsabilidad según qué tratamiento, los dentistas canarios, apoyados por el Consejo Nacional de Dentistas que agrupa a todos los profesionales españoles, declararon que cuando un paciente necesita un tratamiento rehabilitador mediante prótesis, el único profesional que puede realizar y responsabilizarse de éste es el dentista.

Tratamiento seguro

Para ello, el odontólogo se encargará de realizar un diagnóstico e informará al paciente de la propuesta terapéutica. Deberá también tallar y preparar los dientes, tomar impresiones y registros, llevar a cabo el modelado clínico de rodetes articulares, realizar las pruebas clínicas oportunas y terminar la puesta en servicio de la prótesis con la colocación y adaptación clínica del aparato. Además, para que el dentista pueda responsabilizarse del tratamiento deberá asegurarse de que la fabricación, los materiales y la calidad de la prótesis son los adecuados a los estándares de calidad del dentista.

Por otro lado, el dentista necesita también realizar pruebas clínicas en distintos estadios de la fabricación de la prótesis para saber si ésta ha sido elaborada convenientemente.

Todo este trabajo, según los dentistas, es el que garantiza el correcto tratamiento rehabilitador. Sin él, el paciente no tendría la seguridad de llevar una prótesis que se ajuste a sus necesidades y que esté adecuadamente adaptada y colocada en su boca, lo cual es de vital importancia ya que una mala adaptación podría provocar patologías como la rotura o pérdida de dientes sanos.