CRISTINA Tavío se ha recluido en su casa, afectada por una inoportuna colitis. Ha suspendido algunos actos de estos días. Sería del bailongo de Los Indianos. Pero, excepto la colitis de Cristina, que aporta un dato si quieren escatológico a la campaña, por lo demás hay poco. No hemos visto carteles más aburridos que los de Bermúdez repartiendo sonrisas como Gigi el amoroso; y los de José Miguel Pérez, un híbrido de Juanito Cruz y Manolo Vieira. Qué tropa.

A la entrada de Los Cristianos, o a la salida, que da igual, hay un cartelón de Antonio Alarcó, con gesto amistoso, y en algunos medios los políticos en liza se esfuerzan por agradar y por prometer, dos asignaturas muy comunes en la campaña. Julio Pérez quiere reorganizar la ciudad, o algo así, pero no dice cómo. Richi Melchior ha preferido posar chic tu chic con Pedro Molina, que entre otras cosas posee un rostro campestre. Y, ya en otros niveles, los candidatos hacen lo que pueden. Sorprendió la soltura de Gustavo Matos, aspirante socialista lagunero, en El Día Televisión. Gustaron sus respuestas y hasta tarareó boleros. Ya es un buen dato.

Todos enseñan la patita en esta precampaña. En el Valle de La Orotava, Isaac Valencia se descuelga diciendo que en política no hay que llevar las cosas demasiado lejos, quizá cabreado por tanto ataque interno. Marcos Brito calla: se dedica a buscar los euros para pagar la luz. Oswaldo Amaro, Los Realejos, ha fichado a un hombre de lujo: José María González de Chaves, con tanta suerte como su administración de loterías: el famoso Gato Negro.

No habrá novedades nacionalistas en la Isla Baja, pero en Güímar todo el mundo quiere a Tita Díaz y a Luisi (PP) como segunda. Veremos si es así; o qué. En los principales pueblos del Sur, Adeje y Arona, repiten los actuales; buenos ediles.

Pero íbamos a los carteles, aburridos, con poco mensaje, con eslóganes sin imaginación y con mucho retoque en las fotografías aportadas. Se ve la buena labor de las agencias de publicidad. Luego aparecen, tan deteriorados, en televisión los fotografiados y descolocan al personal. Poco dinero tienen los partidos, según parece. Claro, los empresarios están a dos velas, casi nadie da un duro y en eso tienen ventaja quienes detentan el poder. Ley de vida, cuando los otros lleguen a él pasará igual; pero al revés.