La psiquiatra de los hospitales Perpetuo Socorro y de La Palma, Ana Figueroa, dijo hoy que los alumnos que superen en este curso el Bachillerato deben poner los "contadores a cero" porque comenzarán "otro reto" muy importante en sus vidas.

Figueroa, madrina de la vigésimo octava promoción de los centros de enseñanza Guaydil y Garoé, en la que se graduan 41 alumnos, ha agradecido su elección en calidad de antigua alumna.

Ana Figueroa felicita a la promoción por "haber luchado, trabajado y estudiado mucho" para alcanzar esta meta, y les pide que pongan los contadores a cero porque ahora empezarán otro reto "que seguro que van a poder conseguir, pero que les obligará a poner toda la carne en el asador".

En ese sentido apunta que para lograr el reto de los estudios universitarios "el primer consejo es el trabajo duro", e insiste en la necesidad del "estudio, repaso, profundizar y dedicar ilusión y sacrificio, pues sólo así es cómo van a poder sacar su carrera".

Sobre el trabajo duro dice que la nota no es sólo una cuestión de examen: "Hay que aprender un método de trabajo y de estudio, dónde y cómo buscar información, el trabajo en equipo, es decir, que es mucho más que una simple nota lo que van a afrontar en los próximos años".

"El segundo consejo que doy es que aprendan de las dificultades -añadió-, y advierto de que van a sufrir muchos reveses por proyectos que son rechazados, notas más bajas de lo esperado, conflictos con amigos y sentimentales, o pérdidas de seres queridos, y que tienen que aprovechar todo esto para hacerse más fuertes, crecer y hacerse mejores personas y profesionales".

Figueroa también destaca el papel "importantísimo" que tienen los profesores en el proceso del Bachillerato, ya que han dado a sus alumnos "no sólo conocimientos sino el apoyo, la guía y la ayuda para forjar unos valores", y elogia el papel "clave" de los padres, pues sin ellos "nada pudiera haber ocurrido".

Ana Figueroa también se acuerda de los adolescentes que tienen problemas y afirma que son los profesores o los padres quienes deben detectarlos.

"Cuando ocurre, lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico para determinar si hay un transtorno depresivo, de ansiedad, de atención, de irritabilidad, de ambiente o, en el caso de una pérdida de un ser querido, si intenta procesar las emociones", resaltó.

Finalmente, aconsejó determinar "muy bien" qué le pasa al niño "ya que no todos los problemas tienen un único diagnóstico" y, tras conocerlo, "hay que abordarlo bien con el apoyo de amigos y padres, bien con una terapia psicológica o, en determinados casos, con una medicación".