COMPRAR por la Red y conseguir que te sirvan a Canarias la mercancía se va pareciendo cada vez más a una misión imposible. Ya no solo nuestro régimen económico distinto al europeo -por fortuna- dificulta esas compras, sino el afán de Aduanas por abrirlo todo, retrasarlo todo y cobrarlo todo. No hace mucho, unas revistas que nos mandaron de Argentina, cuyo coste era cero, pretendieron que generara impuestos, calculándolos casi al peso entre la agencia de aduanas y los organismos de recaudación.

Además, los despachos se eternizan, la Agencia Tributaria y los cabildos están a la que caiga, los impuestos se engordan y ya no hay manera de aclararse. La recomendación que hacemos a quienes compran en la Península es que lo traigan como equipaje. Y no digamos si alguien quiere justificar la entrada de un artículo de lujo en Canarias para que en origen le devuelvan el IVA: no se encuentra a nadie en los aeropuertos que haga la comprobación; hay que ir corriendo detrás de unos funcionarios que en ocasiones no existen; y uno nunca sabe bien de quién es la competencia, si del Estado, que todavía las mantiene, de manera vergonzosa, o de los cabildos, cuyos empleados brillan, pero por su ausencia. O del Gobierno de Canarias, que entonces apaga y vámonos.

Además, los despachos de mercancías se retrasan muchísimo, no sabemos si por escasez de funcionarios o por qué. Los paquetes enviados y recibidos a través de Correos y por agencias de mensajería son inspeccionados por los perros antidroga, por razones obvias, pero muchas veces se amontonan por falta de policías y de guardias civiles que realicen la comprobación. Canarias, en materia de paquetería, es un desastre. Rompe todas las buenas prácticas europeas, por falta de medios probablemente.

Pero los canarios estamos acostumbrados a sufrir y casi nadie protesta. El día que se analice el conformismo de los habitantes de esta tierra nuestra nos vamos a asustar no poco. Aquí casi nadie se rebela contra el desastre de lo establecido. Se acepta y ya está.

Y es que el Estado quiere meter la zarpa en todo. Las instituciones estatales deberían haber desaparecido de Canarias hace mucho tiempo. ¿Qué hace Costas en manos del godo?; ¿y la Aduana? Nosotros lo que queremos es valernos por nosotros mismos. Y distinguimos, como siempre, muy bien, entre el godo abusador y el peninsular honesto que viene aquí a colaborar en el porvenir de esta tierra. No hace falta aclarar esto todos los días.