Parece que el supuesto volcán herreño se aleja hacia el Mar de las Calmas y que la actividad sísmica cede en El Hierro. Es decir, que el profesor Juan Carlos Carracedo ha dado en el clavo otra vez. Nadie se da cuenta de que en vulcanología se habla siempre de edades geológicas, que se escapan a la memoria de los mortales. No de días, ni de meses. Canarias es, en sí, un volcán, pero no es preciso estar alarmando constantemente porque las islas son también una estación receptora de diez millones de turistas cada año. Y no sería bueno seguir jugando con fuego.

Si a la ministra Chacón le gusta jugar con los aviones militares, que se vaya a Afganistán y que nos deje tranquilos. Ya henos dicho que nos parece muy bien la prevención, pero mejor no asustar. Hacerlo con menos alharacas y con menos fotos en la prensa y con menos cámaras de televisión. Porque todo esto asusta y, además, innecesariamente. Lo mismo le decimos a Paulino Rivero: apague usted el helicóptero y quédese en casa.

Además, eso de que El Hierro se ha abombado un par de centímetros a lo mejor tiene que ver con el peso de tanta gente que ha visitado la isla en estos días, valiéndose de sus cargos oficiales y como novelería. Ya está bien, hombre. Dejen trabajar a los científicos de verdad y déjense de aparecer en los periódicos diciendo paridas y con sombrerito de excursionista. El Hierro no se merece esta traca.

Según el Instituto Geológico Nacional, la actividad sísmica se ha espaciado y ha bajado de intensidad. Esto significa que ha derivado hacia el mar y que es posible que el volcán no nacido no aparezca jamás. Estamos viviendo sobre islas volcánicas cuya actividad geológica, si la comparamos con zonas como Hawai, es insignificante. Terremotos similares a los vividos en El Hierro en Hawai no merecen ni una línea en los periódicos, porque se producen diariamente, año tras año.

Sería bueno, pensamos nosotros, empezar a recoger, reducir a la nada esa alerta amarilla, que la gente esté tranquila y que un retén de científicos se quede vigilando la cosa, aunque todo esto ya se hace por computadora y se puede controlar desde cualquier parte del mundo. Rebajar tensión, en suma, antes de que Tele 5 y el resto de enredadores profesionales empiecen a decir que Canarias va a estallar por los aires.

Lo de El Hierro nos debe enseñar a manejar con cautela los datos que la ciencia pone a nuestra disposición como informadores. No juguemos con fuego porque podemos quemar nuestra única fuente de ingresos: el turismo.