A LO MEJOR lo que pretende el bipolar Aurelio Abréu pasando datos falsos a un confidencial de Las Palmas -no dio una el pobre digital-, relativos a la actuación de Antonio Alarcó al frente de una sociedad dependiente del Cabildo, es ocultar la auditoría que se hizo al Ayuntamiento de Buenavista tras su mandato. Puede que Abréu tenga que responder ante instancias dolorosas, porque las conclusiones son de aúpa. Ya informaremos de ello.

Pretender enmierdar la campaña electoral no es bueno. A Ricardo Melchior también le van a recordar algunas cosas de su actuación al frente de la corporación. Las tienen preparadas. Estos debates deben dejarse para el tiempo postelectoral. Sobre todo porque lo que han hecho es engañar al digital citado con datos falsos, de los que también tendrá que responder. No es normal que esa auditoría la tenga antes un medio de comunicación que el propio Alarcó. Esto es un delito. Convocar un pleno monográfico con la excusa de abonar facturas pendientes de la citada sociedad pública, a diez días de las elecciones, es, cuando menos, sospechoso. Y si Melchior y Abréu creen que le van a quitar un solo voto a un hombre profundamente honesto como Antonio Alarcó, van dados. Ni uno.

Hasta ahora, el Cabildo ha pasado siempre por ser una institución amable. De debate, pero seria y poco dada a desprestigiar sin sentido a sus miembros. Todo se rompió cuando obligaron al secretario de la corporación, un funcionario ejemplar, José Antonio Duque, a realizar una tarea impropia de sus funciones: sentarse junto a un exmiembro del PP, Carlos Alonso, hoy en Coalición Canaria, a cuestionar la labor de Antonio Alarcó al frente de la citada sociedad. Duque está arrepentido de haber claudicado ante la presión y ahora las consecuencias pueden trascender lo pretendido. Quizá Abréu no haya evaluado bien su actuación. Porque, si es verdad que ha filtrado los datos -falsos, porque lo confunden todo- de una auditoría interna a un medio de comunicación, ha vulnerado la ley. Y decimos que Abréu es bipolar porque por la mañana se declara amigo de Alarcó y por la tarde enemigo. Desde luego, el PP va a sacar a la luz ahora la auditoría de Buenavista y entonces ya tenemos un combate interesante. Porque nos cuentan que ahí hay dinamita para los pollos.

En el Cabildo, entre los funcionarios, hay estupor. Uno, porque las cuentas de la sociedad que presidía Alarcó antes de llegar Abréu están aprobadas por el propio Cabildo. Dos, porque la sociedad quedó con superávit y ha realizado una labor científica y de divulgación encomiable. Y tres, porque se quiere desprestigiar al senador con patrañas, verdades a medias, datos falsos y calumnias. Y esto es impropio del Cabildo de Tenerife. Alarcó le arrebató el Senado a Melchior en las urnas. Y volverá a ganar. Quienes realmente se tienen que pelear por la tercera plaza son Melchior y Abréu. Pero parecen tan amigos que extraña.