Pérdidas de conocimiento, dolor de pecho, rotura del menisco... Los 120 kilos de peso de Ana María Hernández le crean a diario una multitud de problemas que, por el momento, no podrá resolver. Pese a que forma parte desde hace trece meses -"el 24 de enero harán catorce", recuerda- de la lista de espera sanitaria para ser operada por obesidad mórbida, tendrá que seguir aguardando, ya que en el Servicio Canario de Salud le dicen que actualmente "no se está operando a nadie".

Las intervenciones de "bypass gástrico" -una técnica que restringe el volumen del estómago y desvía la absorción de alimentos en el intestino delgado- se realizaban en horario de tarde, una actividad quirúrgica que la Consejería de Sanidad decidió limitar -prácticamente suspender- desde el pasado mes de octubre, una circunstancia que han denunciado reiteradamente los representantes de los profesionales sanitarios.

Lo curioso es que, en octubre, Ana María Hernández se sometió a las pruebas de preanestesia. Poco después, se le informó de que la operación no se efectuaría en lo que quedaba de año. Descontenta con esta situación, ha presentado varias reclamaciones a la Administración sanitaria. "No entiendo para qué me han hecho las pruebas si no me van a llamar", expone en una de ellas, antes de alertar del empeoramiento de su estado de salud durante la espera.

"Tengo pérdidas de consciencia -hasta siete en un mismo día- por la tensión arterial, sufro rotura de menisco y desgaste de rótula-, tengo una protrusión discal crónica degenerativa, artrosis lumbar y al caminar me duele el pecho y me asfixio", detalla esta paciente, de 42 años de edad y 1,59 metros de estatura.

En respuesta a sus reclamaciones, la Administración ha lamentado la espera, pero ha aclarado que "los recursos disponibles se priorizan atendiendo a la gravedad del diagnóstico y la lista de espera".

Aunque entiende que intervengan antes a quienes están en peor situación que ella -"afortunadamente no tengo diabetes", explica-, Ana María considera incomprensible que "no se esté operando a nadie". "A este paso no van a operarme nunca", apostilla.

Al margen de los problemas físicos que esta patología le causa, afirma que también afecta de forma importante a su autoestima. "No puedo ir a comprar ropa porque salgo llorando", dice. Su "desesperación" es tal, advierte, que está dispuesta, incluso, a hacer una huelga de hambre frente al Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, el centro sanitario donde debe operarse.

El hospital, por su parte, sostiene que las intervenciones de obesidad mórbida continúan formando parte de su cartera de servicios, y que así será mientras las mantenga el Sistema Nacional de Salud. Además, recuerda que el centro "cuenta con un comité de profesionales sanitarios formado por endocrinos y cirujanos que determinan la prioridad de intervención en cada caso".

Cati Darias, integrante de Intersindical Canaria, uno de los sindicatos que ha denunciado la supresión de los programas especiales de tarde, ha argumentado que casos como éste "se contraponen con lo que dice la Consejería de Sanidad, que alega que esta decisión no afecta a los usuarios".