NO SÉ si es risa o es rictus, lo cierto es que Paulino Rivero, ya sin respuestas, se echa a reír. Se ríe siempre, tanto si le preguntan por Canarias como si le requieren por bulerías.

Paulino Rivero ya no tiene nada que decir, porque se le ha ido todo al carajo. Y, si no, que le pregunten a los miles de canarios que ha engañado desde que subió las escaleritas de la poltrona.

Paulino Rivero es un cadáver político, no tiene quien le escriba -como el coronel de García Márquez-, ni siquiera encuentra críticas en los medios que ha comprado de distinta forma. Sin críticas (más que las nuestras), gobernar tiene que ser muy aburrido. Estos saben cómo untar para que no los toquen.

Y, si no, que le pregunten a un periódico de Tenerife, al que quiere reflotar CC, de la mano de un conocido empresario del sector de los servicios, colado de rondón en su gestión.

El día que se cuente la verdadera historia de lo que le hicieron al senador Alarcó, en plena campaña electoral, llenando de mentiras las páginas de ese periódico -sabiendo sus directivos que las noticias que publicaban sobre su gestión en el Cabildo eran falsas-, ustedes se enterarán entonces de los métodos "nacionalistas". Y lo vamos a contar. Alarcó, a pesar de todo, ganó con rotundidad el escaño en el Senado y dejó fuera a Melchior, que se había confabulado con Aurelio Abréu para vituperar al candidato del PP con noticias más falsas que una moneda de seis euros. Los métodos fueron auténticamente mafiosos.

Paulino ejercita una risa bobalicona, repetimos, ante cualquier pregunta. Los consejos de Gobierno se han convertido en una mascarada, sin nada que ofrecer a la gente doliente de su tierra. Hay hambre y sonríe. Los niños no comen y sonríe. Se la metieron doblada con las aguas y el presidente sonríe con ese rictus regañado que ya no se sabe si es risa o mueca.

No existe reacción a lo que ocurre, sonríe siempre, ya se caiga abajo el Teide. Parece como si todo le diera igual o como si estuviera ya tan agotado de no hacer nada, de no solucionar nada, que ha optado por pasar. Por pasar y por reírse de todos nosotros.