Jorge Violán Acevedo, es presidente de la Unión Profesional de Canarias (UPCAN), una asociación que nació en la década de los noventa en Tenerife con la intención de aglutinar a los colegios profesionales de las Islas y que ahora, en tiempo de aguda crisis económica, busca su propia refundación con nuevas ideas y proyectos que se asientan sobre el emergente y cada vez más consolidado mundo de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)

¿Qué es la Unión de Profesionales de Canarias?

Es una asociación de colegios profesionales que está constituida desde 1996, creo recordar. En su última modificación estatutaria se amplió al ámbito de Canarias y persigue defender los intereses que convergen en todos estas corporaciones. En esta última época hay una nueva junta de gobierno donde estoy de presidente desde el año pasado y estamos tratando de incorporar un revulsivo para brindar las oportunidades estratégicas que existen en la actualidad. Tenemos un entorno cambiante, la crisis generalizada que involucra también a todos los profesionales y ese es nuestro reto y una oportunidad para que se acomode a las nuevas circunstancias de cambio, de incertidumbre y de modificaciones normativas.

¿Cómo les afecta?

Ten en cuenta que España antes era como un reino de taifas, todas las normas venían referidas estrictamente al territorio nacional y, desde la entrada en la Unión Europea (UE), el mercado ya no solo es regional ni nacional, sino europeo, cuanto menos, y casi global, como todos sabemos. Por tanto, una de las misiones más importantes que ha tenido la UE es homogeneizar o estandarizar la formación académica en materia de contenidos didácticos y de conocimientos que luego se traducen en créditos formativos. Se dictaron unas directivas en las que obliga a los estados miembros a acomodar sus normativas internas a efectos de situar el entorno del mercado profesional. De esa primera directiva salieron algunos cambios que se materializó en España con la ley Ómnibus que cambia el modelo tradicional de los colegios profesionales y los enmarca en una situación nueva donde se tienen como referencia sistemas que son considerados de excelencia y donde lo importante es la satisfacción del usuario, del consumidor final, que sus estatutos se ajusten a unos parámetros de calidad, es decir, al que desempeña una labor profesional se le exige un desempeño correcto bajo la tutela de su organización.

Pero habrá quien no entienda por qué o incluso se pregunte para qué se necesita una entidad que aglutine a los colegios.

Porque cada uno afrontaba su propia misión, sus propias circunstancias de servicio a los profesionales, en el marco de su competencia organizativa...

¿No es ese el fin acaso?

Sí, el de los colegios, que no se desvirtúa con la asociación sino al contrario. Unión Profesional lo que persigue es la coordinación colegial para sacar un plus, un valor añadido en este escenario de cambios, turbulencias y tratar de convertir las dificultades en oportunidades. En la estructura de estas organizaciones, que era muy antigua, lógicamente, no existía la red de conexión que ofrecen las tecnologías de la comunicación y la información. Este escenario es distinto, pero además también la competencia tan severa entre los propios profesionales y con los no profesionales que se incorporan de mercados distintos, con formaciones diferentes y que eventualmente pueden y de hecho están haciendo competencia desleal porque están tratando de raspar donde no hay siquiera formación universitaria... que no digo que no tengan formación. Con esa interconexión buscamos hablar de cosas que nos están pasando a todos los sectores profesionales y crear una red o malla de comunicación donde podamos tener un foro que no solo sea una web que se pincha cuando se tiene ganas. Hay cuestiones de formación que acomodar al nuevo entorno europeo y la Unión Profesional facilita esa formación técnica y avanzar lo que va a ser la nueva Ley de Servicios Profesionales.

Ese es el principal objetivo que se han marcado con los colegios que existen pero ¿qué pasa con todas esas profesiones a las que no las ampara una organización de este tipo?

El mismo Colegio de Periodistas...

Bueno, el inexistente Colegio de Periodistas...

Exactamente, no hay. Pues también estamos tratando de facilitar esa labor con Juan Galarza (refiriéndose al presidente de la Asociación de Periodistas de Tenerife), porque tenemos posibilidades de llegar más allá de lo que puede llegar un solo colectivo, y esa es una misión fundamental, honesta. Lo que sí queremos, ante esta situación de incertidumbre, de crisis, de desmoronamiento de todo, es reivindicar las buenas prácticas, los principios éticos, morales, la cultura del esfuerzo del trabajo y desechar la cultura del pelotazo y de los privilegios. Estamos representando a todos los sectores, en torno a unos 200.000 profesionales, y por eso tratamos de que haya una representación política ante las instituciones públicas, y así poder aportar. No se trata de que la administración nos resuelva, sino de ser protagonistas activos que le hagan propuestas. No hay que olvidar que los colegios profesionales están en serias dificultades económicas porque han caído los ingresos, su estructura organizativa está en serias dificultades y hay colegiados que no tienen trabajo. Las crisis no se resuelven por imposición, sino ordenando nuestras casas y nuestros recursos. Recordemos que los colegios son instituciones de derecho público, cumplen una función y a través de la nueva ley, el Gobierno los dotará de nuevas competencias y responsabilidades. Por cierto, entre los objetivos de los colegios está velar por los colegiados inscritos, pero también por todos aquellos que quieran serlo, por eso se está creando una red virtual para que todos estén en contacto, porque hoy los mercados de trabajo están en cualquier sitio. Unión Profesional propone esa web intercolegial como experiencia piloto para toda España, igual que hemos confeccionado una guía de peritos, que hemos presentado ante los tribunales, con perfiles que representan todos los conocimientos técnicos.

Una última cuestión, ha mencionado en varias ocasiones la formación académica y su implementación desde la asociación. Hoy tenemos más titulados que nunca en nuestra historia, pero sin empleo la mayoría de ellos, ¿cómo piensan afrontar el divorcio existente entre la comunidad universitaria y la empresarial?

Es una pregunta estupenda porque a eso iba ahora. Efectivamente la formación académica está desmarcada del mercado objetivo. Hay que atemperar la formación del conocimiento en el mercado de trabajo y eso tiene que hacer a través de una cooperación en positivo de las instituciones académicas y empresariales. Yo fui componente de la directiva de la Confereración de empresarios tinerfeña (CEOE) durante muchos años y ahí queda mucha tarea.