"Lo que está sucediendo es una falta de respeto para la ciudadanía en general y sobre todo para las personas mayores como yo, porque nos tienen todo el día de tingo al tango". Con estas palabras, un paciente del centro de especialidades de Tomé Cano de Santa Cruz de Tenerife critica la situación en la que se encuentra desde el pasado 11 de enero, cuando su urólogo le recomendó que pidiera cita para someterse a una revisión.

"Nada más salir de la consulta fui a pedir la siguiente cita, tal y como me dijo que hiciera el doctor. Se supone que me la tendrían que dar para la misma fecha pero del año que viene, es decir, para principios de enero de 2013. Estuve más de una hora esperando a que me tocara y cuando le fui a explicar a la señorita que trabaja en el mostrador lo que necesitaba simplemente me dio una fotocopia con dos números de teléfono y me dijo que llamara ahí y ya me dirían cuándo podría pedir la cita", explica Julián (nombre ficticio de este paciente que asegura que no quiere que se sepa su identidad por si ello le causa algún otro problema en el ámbito sanitario).

La sorpresa de este tinerfeño fue que desde primera hora del día siguiente comenzó a llamar y "una de dos: o sonaba y sonaba hasta que se cortaba o comunicaba, pero nunca lo cogía nadie", aunque asegura que posteriormente le llegaron a descolgar el teléfono y a dejarle con la palabra en la boca, puesto que le colgaron inmediatamente".

"Seguí llamando y llamando los días posteriores pensando que tal vez tendría suerte. Marcaba el 922 600 501 y otras veces el 922 600 500 a diferentes horas, pero siempre dentro del horario que me indicaron, es decir, entre las siete y las nueve de la mañana y entre las tres y las cinco de la tarde. Nada. Siempre lo mismo, o comunicaba o nadie descolgaba el auricular, así que pasados unos días regresé al centro de salud para preguntar qué era lo que sucedía, pensando que tal vez habría algún tipo de problema", relata este señor de 74 años.

"Otra vez tuve que hacer la cola para llegar hasta el mostrador de información y allí me dijeron que no podían hacer nada por mí, y que lo único que podía hacer era seguir llamando para saber si las listas de espera ya habían sido abiertas, es decir, ni siquiera estaba llamando para que me dieran la cita que mi urólogo solicitó, sino para que me dijeran a partir de qué fecha podía pedirla", exclama. Así, que desde el 11 de enero Julián llama al menos dos veces al día a los teléfonos que le dieron con la esperanza de obtener alguna respuesta.

"Lo más gracioso es que yo podría solucionar este tema rápidamente porque un familiar trabaja en el Servicio Canario de Salud y se ha ofrecido a ayudarme, pero me niego en rotundo. Soy un ciudadano y quiero que me traten con respeto y que no me tengan de un lado para otro", critica antes de aclarar que la cita que precisa ha de ser para enero de 2013.

"Cada año acudo al urólogo para hacerme revisiones, porque por mi edad padezco de la próstata; incluso he tenido lesiones, pero de carácter benigno. En cualquier caso tengo que ser constante en las pruebas para comprobar que todo va bien, pero ahora me encuentro con que ya estamos en marzo, que no hay manera de que me den cita; sospecho que es porque ya no hay. De lo contrario no me lo explico", abundó "Julián", antes de concluir diciendo que algo muy parecido le pasó cuando fue a pedir cita para la especialidad de Oftalmología al centro de salud de Los Gladiolos, de donde finalmente lo llamaron "después de insistir e insistir durante varios días".

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