Carmen Omaña, una vecina de Santa Cruz de Tenerife afectada por un aviso de desahucio, confesó ayer "respirar un poquito" hasta el punto de "no estar pendiente de la puerta", después de que miembros de la entidad bancaria con la que tiene una deuda hipotecaria le comunicaran que plantearán en los juzgados un aplazamiento para que no sea desahuciada de la vivienda en la que reside.

Omaña, actualmente en paro, en trámites de separación y con una hija a su cargo, se presentó ayer en su oficina de La Caja Insular de Canarias-Bankia en la capital tinerfeña, apoyada por un nutrido grupo de personas pertenecientes a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Tenerife, para pedir una prórroga. Allí manifestó que "esperar es lo único que nos queda pero esto es una forma de llamar la atención para que se den cuenta del grave problema social en que estamos todos los que estamos en esta situación".

La vivienda fue tasada en 322.000 euros y en la subasta, el banco se la adjudicó por la mitad. A esa cantidad, a la que hay que sumar las costas y que rondaría los 200.000 euros, es lo que esta vecina adeuda al banco, una cifraque "me va a quedar para toda la vida, por supuesto", lamentó.