La polémica sobre el distrito universitario en Canarias -que se cerró hace unas semanas con la retirada del proyecto planteado por el Gobierno regional- se debió a que la Consejería de Educación "cambió las reglas del juego por completo". Así lo cree Eduardo Doménech, rector de la Universidad de La Laguna (ULL), institución que encabezó una cerrada oposición -apoyada por varias administraciones públicas de Tenerife- contra el modelo planteado por Educación, que pretendía que el proceso de preinscripciones estuviera centralizado en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

A juicio de Doménech, en la contundente reacción de la ULL no influyó el aparente mal momento por el que atravesaban las relaciones entre el centro docente y la Administración educativa. De hecho, sostiene que, aunque se había producido "algunos desencuentros", "tampoco había falta de fluidez" en las relaciones.

"La Consejería consideró que no tenía los medios técnicos ni económicos para hacerlo (gestionar las preinscripciones) y cambió las reglas del juego por completo. De perfilar entre las dos universidades todo el proceso, se pasó a que el procedimiento utilizado sería el de la ULPGC. Ante eso, y dado que los criterios de las dos universidades son distintos, nos posicionamos en contra de la fórmula que se había planteado, porque no era válida", explica el rector.

Si se hubiera ejecutado el proyecto tal y como se había concebido originalmente, asegura Eduardo Doménech, "habría distrito único". Ha sido, en su opinión, el empeño de la Consejería por aplicar un procedimiento decidido "unilateralmente" el que ha frenado la implantación de esta medida.

Las acusaciones de fomento del pleito insular que han pesado sobre la ULL y sobre otras instituciones en este asunto no son creíbles, según el rector. "Eso es ocultar o intentar desviar la atención ante un error cometido", afirma.

En este sentido, reitera que la oposición al modelo de distrito único de la Consejería no significa que la Universidad de La Laguna se haya posicionado contra la de Las Palmas. En este sentido, Doménech insiste en que las relaciones con su homólogo grancanario, José Regidor, siguen siendo buenas. "Tampoco creo que hayan empeorado las relaciones entre las dos universidades", apunta, para luego destacar que, "aunque cada uno defiende su universidad", el propio Regidor ha admitido que puede haberse producido "un mal planteamiento" de esta cuestión.

En el caso de que la Consejería hubiese seguido adelante con el proyecto tal cual lo había desarrollado -lo que no ocurrió porque la Universidad de La Laguna se negó a firmar el convenio para ponerlo en marcha-, el centro tinerfeño se habría visto obligado a cambiar los criterios que emplea para las matrículas, que da prioridad a que los alumnos accedan a la titulación de su preferencia, un sistema con el que, argumenta Doménech, busca evitar el abandono de los estudios.

La ULPGC usa otro procedimiento: los estudiantes se matriculan tras la publicación de la primera lista de admitidos y excluidos y posteriormente, cuando ya ha concluido el proceso, abre la posibilidad de que se produzcan cambios. "Son dos criterios no solo diferentes, sino antagónicos", dice el rector de la ULL para resaltar los problemas que hubiese originado continuar con el proyecto.