La nueva comisión ejecutiva regional del Partido Socialista Canario (PSC) aumenta en un cargo hasta los 37 -suplentes incluidos-, de los que casi la mitad -15- ya ostentaban alguna responsabilidad en la anterior. El núcleo duro permanece casi inalterado.

Tras una noche larga de interminables negociaciones para conformarla al calor de los resultados de ayer, que validaron la reelección de José Miguel Pérez con solo el 54% de respaldo, la lista definitiva mantuvo en su mismo puesto al secretario de Organización, Julio Cruz, pese a las presiones ejercidas por los delegados de Tenerife para impedirlo. También continúan la presidenta, María Dolores Padrón, y el vicesecretario de Política Institucional y Economía, Francisco Hernández Spínola.

Como se esperaba, el líder de los socialistas palmeros, Manuel Marcos Pérez, consiguió entrar -como vicesecretario de Asuntos Políticos y Comunicación-, y destacan las incorporaciones de Gloria Gutiérrez en el área de Empleo y la de Gustavo Matos en Políticas Municipales.

Lejos de lo que pedía el sector crítico del partido, la distribución de la ejecutiva vuelve a apostar por muchos de los altos cargos socialistas en el Gobierno y del grupo parlamentario. Está claro que al crecer en un miembro, tampoco se atendió su petición de reducir el órgano, si bien es verdad que en el anterior había 30 miembros principales y seis suplentes, contra los 24 miembros principales de ahora y los 13 suplentes.

Tras el reparto, lo que toca ahora es olvidarse del congreso y ponerse a trabajar de cara a la calle para que el PSC sea de nuevo una opción viable para los ciudadanos.

Ese fue el mensaje que dejó el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, consciente como era de la forma en que se desarrolló el proceso.

En medio de un baile de vasos de agua para aplacar una tos persistente -que achacó al tabaco-, Rubalcaba restó con elegancia importancia a lo ocurrido sin llegar a referirse de forma expresa a los resultados del congreso y la tensa noche de negociaciones que siguió. Defendió que es "normal" que cueste formar una "buena" ejecutiva, por lo que "no debe preocupar" lo sucedido, pero pidió discreción -"un congreso es un trabajo interno", dijo- y a partir de ahí se empieza a trabajar para los que están afuera, añadió.

Pérez coincidió con ello y se esforzó por escenificar una imagen conciliadora y de integración, coherente con la unidad que tanto demandó el día anterior. Quiere pasar la página del congreso cuanto antes y así lo demostró al anunciar que ahora, que la organización cuenta con un nuevo equipo de gestión, tiene un horizonte que alcanzar y que debe superar las batallas internas.

Aunque la noche del sábado apenas se dejó ver de forma muy breve y no pronunció palabra tras conocerse los resultados, ayer asumió "por responsabilidad y convencimiento" el resultado "completo e íntegro" y se mostró confiado en que el tiempo le dará la razón, un gesto de fuerza destinado a los delegados tinerfeños, a quienes dejó claro quién toma las decisiones. Aseguró que mantendrá su ya "alto" sentido de responsabilidad y asumió de forma personal los errores que puedan producirse desde ahora. En cambio, prometió en un tono conciliador, los aciertos serán colectivos y declaró que está "muy comprometido" con el futuro del partido.

Además de la presencia del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, la clausura del duodécimo congreso de los socialistas canarios contó con la presencia del exsecretario general del PSC Juan Fernando López Aguilar, que de lejos fue el invitado más aplaudido, incluso por delante del propio Rubalcaba -y de José Miguel Pérez-.

También asistieron el secretario de Política Municipal del PSOE, Gaspar Zarrías, el secretario general de UGT Canarias, Gustavo Santana, y el portavoz del grupo parlamentario de los nacionalistas canarios, José Miguel Barragán, entre otros. Además, al acto acudió el presidente del Centro Canario (CCN), Ignacio González, a quien José Miguel Pérez aprovechó para enviarle el mensaje de que su socio en Madrid, el PP, representa la "derechona" que ahora arremete contra los derechos sociales.

El PSC, le alertó, seguirá combatiendo esa postura del PP. Una advertencia de delicado encaje para el CCN, que ya ha tenido alguna diferencia con ese socio y que, a la vez, lo es también de CC, el aliado de gobierno de los socialistas.