LEO en un periódico digital que comensales de un restaurante lagunero increparon a políticos tinerfeños hace unos días. Y que a ellos se unieron otros, derivando aquello en una tensa situación.

Desde luego que no aprobamos estos métodos de protesta, reñidos con la buena educación y con los usos sociales, pero sí tenemos que decir que la situación es tan grave que podría derivar en violencia si continuaran las cosas así. A los políticos, además de los mismos sacrificios que al resto de los ciudadanos, les pedimos gestos. Que la gente vea que son capaces de sacrificarse por su pueblo, por el pueblo que sufre.

Por ejemplo, esos parlamentarios que ganan una fortuna al mes, que reduzcan sensiblemente sus sueldos, percibidos casi siempre por no hacer nada. ¿Qué productividad tiene un diputado regional? ¿Cuántas horas trabaja al día? Este Gobierno, panda de inútiles, que se baje de sus coches oficiales, que los subasten y que se compren vehículos más modestos, sin ostentaciones de enormes automóviles negros, como si fueran ministros de un país bananero. Que no, hombre, que la gente ya no está por la labor. Que ustedes mismos han despertado el odio de los ciudadanos con sus sueldos lujuriosos y sus ostentaciones innecesarias.

El pueblo quiere sencillez en sus políticos, como ocurre en los países civilizados. Y accesibilidad hacia ellos, que cuando tienen el puesto se meten en sus torres de marfil y contratan a mil secretarias que te impiden el paso. Esto ya se acabó, o se debería acabar. Porque quien está enfrente de ellos no es el enemigo sino el pueblo que los eligió, con esperanza, y que ahora pasa hambre y calamidad; el empresario que un día fue próspero; el autónomo que podía irse de vacaciones con su familia.

Aquí el único que vive bien es el político, que cobra fijo a fin de mes y que no se tiene que preocupar de ganarse el sueldo porque le va en el cargo, trabaje o no trabaje. Deberían tomar conciencia de lo que decimos, que no es otra cosa que el abc de una democracia bien entendida.

Y al presidente del Gobierno de Canarias decirle que su obligación es unir, no separar; que tiene que lograr la unidad de los canarios y no permitir los abusos que él y su gente cometen. Ahí tienen ese arbitrario concurso de radios de FM, una vergüenza nacional. Así no se une, así se separa, se crispa y se cometen injusticias. Que tome buena nota de ello.

Canarias necesita gobernantes amables que consigan ser justos con el pueblo al que representan. No se les pide mucho.