La Universidad Europea de Canarias (UEC), la primera institución académica privada del Archipiélago, pretendía comenzar su actividad con 200 alumnos y unos 70 trabajadores, pero ahora asume "una perspectiva más modesta". Esto no parece preocupar demasiado a su director general, Carlos Díez de la Lastra, que asegura: "No aspiramos a contar con muchos estudiantes, sino a empezar con grupos pequeños".

De hecho, por el momento solo se han matriculado unos treinta, aunque el centro ha recibido más de 500 contactos de personas interesadas en su oferta académica. Con todo, De la Lastra calcula que el número final de alumnos se situará entre los cien y los doscientos.

Los motivos de que las cosas vayan más despacio de lo previsto en un principio obedecen, explica, a que la universidad -miembro del grupo Laureate International Universities- ha adelantado un año su apertura sobre lo estimado inicialmente. "Por la falta de tiempo no hemos tenido mucha capacidad de comunicación y, además, agosto es un mes bajo. No sabemos cómo va a ir septiembre, que suele ser un mes bastante intenso", apunta el director general de la UEC. El menor número de alumnos se traducirá también en un menor número de trabajadores, que, en cualquier caso, se irán incorporando en "varias fases".

La matrícula permanecerá abierta hasta el comienzo de las clases, fijado para la primera semana de octubre, aunque también se contempla un plan especial de acogida para estudiantes que se incorporen más tarde en circunstancias extraordinarias.

"Vamos a hacer un esfuerzo. Los primeros alumnos serán unos privilegiados que disfrutarán de nuestro modelo educativo de excelencia y contribuirán a que la sociedad canaria lo conozca", expone Carlos Díez de la Lastra, consciente de que la inversión realizada no tendrá beneficios a corto plazo.

Mientras el arranque del curso se acerca, la Universidad ultima la dotación de sus instalaciones, que durante los dos primeros años, y a la espera de que cristalice el proyecto de su sede definitiva, estarán ubicadas en la Casa Salazar. Respecto a los trámites del nuevo edificio, Díez de la Lastra adelanta que "en las próximas tres semanas habrá más información". Si la sede provisional se quedara corta para el segundo curso, la Universidad podría trasladar sus dependencias administrativas a otros locales y destinar el inmueble solo a la docencia.

A falta de algunos detalles, el centro cuenta ya con mobiliario e infraestructuras tecnológicas adaptados al "modelo interactivo" de enseñanza por el que apuesta. Las sillas de los alumnos tienen ruedas y las mesas son plegables, lo que facilita convertir el aula en "una sala de reuniones para grupos de trabajo" en escaso tiempo. Todas las clases están dotadas de pizarras digitales y de sistemas de videoconferencia -con cámaras con control remoto- para conectar con otras universidades del grupo.

Salas técnicas, un aula magna, una sala de lectura y biblioteca, una zona habilitada en la terraza para favorecer el encuentro entre alumnos y profesores y una sala de convivencia son otros de los espacios de los que dispone el edificio.

El modelo educativo que plantea la UEC es "muy pragmático y orientado al mundo profesional". De la Lastra esgrime, en este sentido, las altas tasas de inserción de sus egresados y la satisfacción que demuestran los empleadores, que "se ahorran el coste que supone formar a los titulados".

La institución ofrece diferentes tipos de becas y destaca -frente a ciertos "bulos" que, según su director general, han circulado- que el coste anual de estudiar en el centro -unos 6.900 euros- "lo incluye todo" y no obliga a más desembolsos durante el año.