Con preocupación máxima. Así han acogido los profesionales sanitarios de Canarias el anuncio hecho ayer por la Dirección General de Salud Pública por el que se suspende la campaña de vacunación de este año como consecuencia de la inmovilización de todos los viales (250.000) adquiridos a la marca Novartis.

"Es una muy mala noticia, puesto que las campañas de vacunación contra la gripe sirven de gran ayuda para evitar complicaciones, sobre todo en aquellos pacientes que ya presentan alguna patología previa. Su efectividad es elevada y garantiza que, en caso de contagiarse, la van a pasar mucho mejor que si no se hubiesen vacunado", explica del médico del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y miembro del Sindicato Médico CESM, Levy Cabrera, para quien "habrá pacientes que sufrirán mucho por esta circunstancia", en referencia a los que padecen enfermedades respiratorias, cáncer, VIH, enfermedades autoinmunes, hipertensión y problemas cardiovasculares.

Pero en los centros de salud el temor es si cabe mayor, tal y como expresaba ayer Enrique Barrios, médico de familia de un centro de salud metropolitano, que asegura que "el invierno va a ser un disparate en los centros de salud, porque si ya los pacientes deben esperar hasta una hora para ser recibidos, cuando lleguen los picos epidémicos de la gripe esa cifra se va a doblar o incluso triplicar, puesto que no hay que olvidarse de que el personal sanitario tampoco podrá vacunarse y se producirán bajas por contagio".

Desde urgencias la valoración tampoco es nada halagüeña, tal y como explica un especialista de este servicio que prefiere que no figure su nombre.

"Todos los años el servicio de urgencias registra días e incluso semanas enteras en las que no hay ni camas ni personal suficiente para atender la demanda debido, fundamentalmente, a los casos de gripe. Esta año, sabiendo de antemano que no va a haber vacunación o que, de haberla, será mínima, solo nos cabe esperar lo peor", detalla.

Ante este panorama, el personal sanitario demanda a la Consejería que elabore con urgencia un plan que permita reforzar el personal y los servicios durante el tiempo que dure la onda epidémica.

"Hay muchos pacientes que presentan complicaciones y que pasar por una gripe puede hacer que estén ingresado hasta diez o doce días. Eso requiere que haya más camas y profesionales trabajando que de costumbre o no se podrá hacer frente a todo. A ello también habrá que unir a las personas que no son de riesgo pero que también contraen la gripe y que también acudirán a urgencias", añade el especalista.

Desde el colectivo de enfermería también se piensa en los próximos meses con preocupación.

"Cuando la gente se vacuna hay muchos catarros y muy pocas gripes, pero sin vacunación pasará justo lo contrario, de tal manera que a menor vacunación más gripe", detalla el portavoz de este colectivo profesional y miembro del sindicato Satse, Leopoldo Cejas-Fuentes para el que hay otro problema añadido.

"Si no hay información clara al respecto se generará un rechazo a las vacunas y costará convencer a la población de que se cumple con las garantías máximas", sentencia.