Este jueves fue Margarita Ramos la que dejó el Ejecutivo, pero esta semana el Gobierno de Canarias, constituido en junio de 2011, sufrirá algunos cambios más. Serán, poco más o menos, los anunciados por el presidente Paulino Rivero hace algunas semanas, después de que se conociese la reducción -un 7%- que se produciría en los presupuestos regionales del año 2013 con respecto a los del año anterior.

En ese momento, Rivero avanzó que el recorte en la estructura del Gobierno que preside iría en consonancia con el recorte presupuestario. Por tanto, el adelgazamiento del organigrama gubernamental afectaría a unos siete altos cargos. No precisó, en cualquier caso, si entre ellos se incluía a consejeros.

Fuentes consultadas por este periódico avanzaron que el presidente regional tiene la intención de realizar los cambios anunciados en los próximos días, una vez comunique la decisión a su partido, Coalición Canaria (CC), en una reunión que podría celebrarse, a más tardar, el jueves.

En esa cita, CC debería "bendecir" las modificaciones que Rivero quiera introducir en su Ejecutivo, de las que, debido al hermetismo con el que suele llevar estos asuntos, poco se sabe.

Lo que sí ha trascendido en los últimos días es que entre las intenciones del presidente no parece estar la eliminación de consejerías -demanda constante del Partido Popular -, sino que los cambios pueden afectar más bien a la segunda línea del Ejecutivo, esto es, a viceconsejerías y direcciones generales.

Además, se ha deslizado, en este caso en relación con las personas, que determinados sectores de CC presionan a Rivero para "colar" en el Gobierno a sus afines tras la celebración de los distintos congresos insulares.

Parte de ellas parecen llegar desde CC de Gran Canaria, una organización que ya fue "premiada" por Rivero en el último congreso nacional con varios representantes en la Ejecutiva regional, y que ahora pretende también dar el salto del Ejecutivo ocupando la Consejería de Sanidad, que ahora dirige Brígida Mendoza.

Cabe recordar que la salida del PP del Gobierno llevó, al final de la legislatura pasada, al líder de los nacionalistas grancanarios, Fernando Bañolas -médico de profesión-, a la dirección del citado departamento, y que fue otra grancanaria, María del Mar Julios, la que dirigió esta Consejería entre 2003 y 2007, con el fallecido Adán Martín en la Presidencia.

Pero a las presiones de los grancanarios se han sumado también las de los nacionalistas del sector crítico de CC en Lanzarote, que se hicieron fuertes en el último congreso insular, en el que, de la mano del diputado regional David de la Hoz, dieron al traste con la intención de la consejera regional de Bienestar Social, Inés Rojas, de hacerse con el liderazgo de CC en la isla.

Presiones similares a las que, en el caso de la recién dimitida Margarita Ramos, había recibido el vicepresidente regional y secretario general del PSOE canario, José Miguel Pérez, de algunos sectores de su partido, que entendían que Ramos, que no es militante socialista, no representaba los intereses del PSOE.

Con todo, el jefe del Ejecutivo nunca ha sido partidario de realizar modificaciones en su estructura de Gobierno. Sin ir más lejos, durante la anterior legislatura, con el Partido Popular de José Manuel Soria como socio, los cambios llegaron solo por obligación, cuando en octubre de 2010 los populares -Soria, Mercedes Roldós y Pilar Merino- decidieron, de forma sorpresiva y como preparación de la campaña para las elecciones de 2011, abandonar el Gobierno.

Los cambios registrados a lo largo de esa legislatura apenas afectaron a cargos intermedios de la Administración, y en pocos casos debido a motivos políticos.

Y todo ello a pesar de que en diversos momentos ambos partidos barajaron la posibilidad de llevar a cabo cambios en sus áreas de gobierno. La falta de acuerdo político, en la mayoría de las ocasiones, frenó cualquier modificación.

Ahora, sin embargo, la fuerza de los recortes parece haber pesado más que los necesarios equilibrios entre organizaciones, y en la propia Coalición Canaria, que, no obstante, Rivero intentará lidiar de la mejor manera posible para evitar fricciones innecesarias en el seno del Ejecutivo.