Por la Red se pueden ver y escuchar, por ejemplo, las noticias que ofrece, por la noche, la televisión finlandesa. La noticia estrella de una de esas noches fue una demostración de depilación femenina por láser, con sensuales imágenes de una chica que se somete a este proceso. La emiten con una naturalidad pasmosa y con gran índice de audiencia. Lógico, ellos no tienen ni ERE, ni Bárcenas, ni jueces que se pelean, ni argentinos que piden el procesamiento de los ministros franquistas que quedan vivos, ni nada de eso. Ellos tienen un país ordenado, sin corrupción, donde hay trabajo, libertad, justicia y pan, como reza nuestro villancico canario.

Aquí, no. Aquí ni siquiera la Semana Santa, otrora santuario de pasión religiosa, de fervor, de recogimiento y también de ocio, deja a las televisiones indiferentes. Son inasequibles al desaliento. Cuando no es Bárcenas es Sanchís; cuando no es Sanchís es el juez Gómez Bermúdez; cuando no Rubalcaba, que quiere tomar la calle, que es lo suyo. Todo esto sume al país en un secular abatimiento que seguirá por los siglos de los siglos, si Dios no lo remedia. Somos Venezuela.

Cuando estadistas de prestigio, como Felipe González, claman por la sensatez y por la serenidad y por un pacto para salvar al país lo hacen desde su libertad para salir de España cuando les da la gana e irse a otros lugares lejanos a solazarse en una playa o a impartir una conferencia. A pensar. Quienes nos tenemos que quedar aquí por obligación, sin poder salir de España o de Canarias, por falta de posibles, o porque nuestras responsabilidades laborales nos lo impiden, sufrimos el atroz asedio de unos informativos y tertulianos tendenciosos y reiterativos, de unos políticos que han metido la mano en la buchaca y de una inestabilidad generalizada que nos impide progresar.

Son muchos los males que aquejan a España. Se habla ahora de un aumento del desempleo que podría llegar a rozar el 28%. Teniendo en cuenta que Canarias siempre está siete u ocho puntos por encima de la media estatal, pues llegaríamos al 37%.

Esto no hay quien lo resista. Han aumentado los robos en viviendas y en comercios. Se llevan los cables del alumbrado eléctrico y hasta los huevos de las granjas para venderlos. Y les roban a los turistas. Un turista agredido es un turista que no vuelve. ero el hambre es muy dura.

Ni siquiera, como antes, la gente se va de vacaciones en esta Semana Santa. Las agencias de viajes registran muchas menos salidas que el pasado año. El turismo interior también se ha retraído. No hay consumo. Estamos en una situación ciertamente difícil. Y en Finlandia los telediarios abren con el problema de la depilación femenina. Fantástico país si no fuera tan frío.