Ya no se habla de otras cosas que de fenómenos meteorológicos, de tormentas perfectas, tanto como de la crisis. Cada uno de nosotros nos hemos convertido en un economista, pero también en un meteorólogo. Son las carreras de moda. Es imprescindible conocer de ambas materias para sobrevivir en este valle de lágrimas. Estas islas viven ahora pendientes de deltas, inundaciones, tormentas perfectas, inversiones térmicas y alertas de los americanos, al mismo tiempo que tenemos los ciudadanos que llegar a fin de mes, equilibrio este último muy difícil de sobrellevar.

El otro día saludé a un comerciante, que en una calle principal de la ciudad no había vendido "ni una postal", según me contaba, a las dos de la tarde. Me habló del crédito a las pymes. "¿ para qué quiero yo que me den un crédito?", se preguntaba y me preguntaba. "El dinero que se lo den a los clientes, para que puedan comprar en mi tienda".

Esto es un lío de proporciones alarmantes. El Gobierno de Madrid hace alardes de que todo va mejor y de que la economía crecerá. Pero el tortolín de Montoro está dándole vueltas a una nueva subida de los impuestos, no sabe cuáles, pero pretende aumentarlos. Existe una crisis institucional lamentable y deleznable, con una oposición que se opone a todo y un Gobierno que no da una. Ninguno de los dos sabe cómo ponerse de acuerdo para aparcar el sí y el no y lograr que los ciudadanos que los han votado vivan mejor. , encima, la meteorología, que se ceba con un lugar de tiempo envidiable, que puede dejar de serlo por el cambio climático y la madre que lo parió

El otro día paseaba por un pueblo pequeño de la isla y vi a un tipo encorbatado que fumaba compulsivamente a las puertas de una entidad bancaria. Era, probablemente, el director, que había salido a coger resuello, abrumado por la presión de sus jefes y la agonía de sus clientes. Le dije a mi acompañante: "Ese tío no tiene más de treinta y cinco años y se está muriendo". El otro lo miró y asintió: "Tienes razón". A eso se le llama zozobra. Los bancarios -no los banqueros- la sufren igual que sus clientes. se morirán todos antes de tiempo. Llueva o escampe.