Más de 400 pacientes ocupan camas en los hospitales de las Islas pese a estar ya restablecidos porque sus familiares no los recogen. Así lo reconoció ayer el propio presidente del Gobierno de Canarias en declaraciones a Radio Club Tenerife.

Esos pacientes suman una cifra equivalente a la capacidad de un hospital, recalcó Rivero. Se trata de personas -mayores y crónicos- que "están en condiciones de tener el alta médica y de irse a su casa pero a quienes sus familiares no recogen".

El jefe del Ejecutivo regional admitió que el problema es "muy importante", dado que "estas camas son necesarias para atender a otras personas, pero están bloqueadas". Atribuyó una parte de esta situación a "un problema cultural".

Cuando los hospitales del norte y sur de Tenerife estén completamente operativos, esta situación "se va a aliviar, especialmente en Tenerife", opinó el presidente, quien, no obstante, recordó que "el gran reto de la sanidad canaria son las listas de espera".

Aunque parezca paradójico, la prioridad de reducir las listas puede haber contribuido a generar la escasez de camas hospitalarias. Así al menos lo ve el Sindicato de Enfermería, Satse, cuya portavoz en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC), Ramona Mendoza, precisa que los conciertos con las clínicas concertadas se han limitado a las intervenciones quirúrgicas.

Según Mendoza, el presidente "se queda corto" en la cifra. El problema, detalla, comienza en los servicios de Urgencias, que "son los únicos centros públicos sin limitación de aforo", pese a que los recursos humanos y materiales y las instalaciones son restringidos.

Los casos que requieren ingreso y no son derivables a la concertada -los que necesitan la tecnología de los hospitales- pueden esperar hasta una semana por una cama, indica la portavoz sindical, y en ocasiones vuelven a Urgencias después de ser operados. "Si todas las camas están llenas, se ubican en camillas, incluso en las de las ambulancias", añade.

Por su parte, los casos derivables se encuentran con que los convenios con la sanidad privada se han centrado en las operaciones, insiste Mendoza.