El informe "La economía sumergida pasa factura. El avance del fraude en España durante la crisis", presentado ayer por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), no deja lugar a dudas: el dinero negro en las Islas se ha disparado durante la crisis.

Entre 2008 y 2012, la economía sumergida en Canarias (aquella no declarada) aumentó hasta situarse en el 27,9% de su Producto Interior Bruto (PIB), lo que supone más de 11.205 millones de euros. Por encima de las Islas solo se colocaron Castilla La Mancha (29,1%), Andalucía (29,2%) y Extremadura (31,1%).

Según se desprende del estudio de Gestha, la tasa de economía sumergida en las Islas se sitúa más de tres puntos por encima de la nacional, que se calcula en el 24,6%, superando los 253.000 millones de euros.

Por provincias, la de Las Palmas es la más afectada por el fraude, con una tasa del 28,9%, mientras que la de Tenerife cerró 2012 con un 26,8%. Cuatro años antes, el dinero no declarado se situó en un 22,3% y un 17,3%, respectivamente.

En un análisis de los datos nacionales, el informe de Gestha revela que el volumen de la actividad económica en negro aumentó de media unos 15.000 millones de euros anuales desde el inicio de la crisis en 2008, cuando la tasa de economía sumergida se situó en el 17,8% del PIB.

Sin embargo, en 2009, considerado como el momento más duro de la recesión, el dinero oculto se disparó en más de 27.000 millones de euros, tanto como los dos ejercicios siguientes juntos.

Este importante incremento, según el sindicato de Técnicos de Hacienda, se debió en gran medida al efecto "arrastre" provocado por el "boom" inmobiliario, ya que en los años previos logró crear una gran dependencia de la economía española ligada a este sector y que fue imposible de cortar por lo sano en los primeros momentos de la crisis económica y financiera.

Además, le siguieron otras causas que influyeron de modo decisivo en el aumento del fraude, como el espectacular repunte del paro -triplicándose la tasa de desempleo hasta el 26% de la población activa a finales de 2012-, las subidas de impuestos que no fueron acompañadas por un eficiente control tributario y la multiplicación de casos de corrupción política y empresarial.

A estos factores se sumó también, según Gestha, uno transversal, que es el masivo uso de billetes de 500 euros, que representa el 73,7% del efectivo en circulación y el 14% del valor de todos los billetes de 500 que se manejan en la zona euro. Estos billetes son el instrumento preferido por los defraudadores para saldar operaciones al margen del fisco.

Por otro lado, más allá de los datos puramente económicos, el informe señala que en España existe un grave problema de moralidad con el pago de impuestos, lo que complica aún más la equiparación de nuestro nivel de fraude al de otros países europeos donde la cultura del fraude no está tan enraizada. De hecho, sólo Italia, Portugal y Grecia presentan valores superiores a los españoles, pero aún nos situamos muy lejos de países como Alemania (13,1%), Francia (10,8%) o Gran Bretaña (10,1%).