Las personas con autismo requieren de una atención especializada a lo largo de toda su vida, la cual, principalmente, se da en el seno familiar. Pero cuando los padres de quien padece este tipo de enfermedad envejecen surge la lógica preocupación: "¿qué será de mi hijo cuando yo no esté?".

Paula Romero, presidenta de la Asociación de Familiares de Discapacitados Psíquicos (Afadis), es una de estas madres que, a sus 63 años, desconoce el futuro de su hija Naomi, de 43 años y que padece autismo, el "día que ya no esté".

"Desde que mi hija era muy pequeña presentaba una discapacidad psíquica y problemas de conducta, aunque no le diagnosticaron autismo hasta hace pocos años. Durante años estuvo en un centro donde no le fue bien. Tras diagnosticarse la enfermedad acudimos a la Asociación de padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate), donde fue atendida correctamente", explica Paula Romero con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

Pero este colectivo solo ofrece un servicio de centro de día, y la avanzada edad de Paula y su marido y las limitaciones de la misma han provocado que la pareja haya tenido que buscar un centro de horario completo para que Naomi reciba la atención que debe, pues "en Canarias no hay ningún lugar de estas características".

Se trata de un centro privado en Madrid, el cual costean con importantes esfuerzos económicos, y "las posibilidades de viajar para visitarla son muy limitadas", se lamenta Paula, quien emocionada expresa la necesidad que siente de ver "con más frecuencia a mi hija".

Paula y su marido, gracias al esfuerzo que realizan, pueden costear este centro, pero muchas parejas canarias no pueden hacerlo, y ya no tienen "ni la fortaleza ni vitalidad para cuidar de su hijo con autismo", señala.

Por ello, Paula Romero, junto con más de una veintena de parejas con hijos adultas con autismo están finalizando la constitución de un colectivo para solicitar a "ayuntamientos, cabildos y Gobierno de Canarias que cedan un terreno y construyan un centro de atención a personas adultas con autismo de horario completo".

"No pedimos un centro de lujo, solo un hogar convivencial donde se cuide a nuestros hijos el día que ya nosotros no estemos", concluye.