La Virgen Republicana solemnizó la procesión Magna de Santa Cruz, por su desgarradora expresión de tristeza y dolor y la austeridad y sencillez que le confirió su imaginero, Miguel Arroyo.

Un total de 17 pasos desbordaron la capital tinerfeña de arte al salir a la calle, después de que, en La Concepción, celebrara una misa el obispo de la Diócesis de Tenerife, Bernardo Álvarez.

El Viernes Santo santacrucero terminó, entrada la noche, con la procesión del Retiro con la Virgen de la Soledad, que partió de la parroquia de San Francisco.

Como dijera el obispo Bernardo, la Semana Santa de Santa Cruz hizo reflexionar este año sobre el mensaje de que "nunca os dejéis vencer por el desánimo".