Son 310 puestos de venta "y una lista de espera enorme"; otros 64 se suman en el anexo y otras 32 casetas en la rambla. Ya cumplió 70 años de existencia. La Recova o el Mercado Nuestra Señora de África va camino de recuperar el papel preponderante que décadas atrás jugó como eje comercial gastronómico de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Pero queda mucho por hacer. Lo reconocen Estefanía Hernández, presidenta de la cooperativa que gestiona este recinto; Celestino González, carnicero; José Carlos Acha, concejal del Partido Popular (PP), y Antonio Luis González, último presidente de la Federación de Comercio de Tenerife (Fedeco).

Todos ellos rememoraron la época en la que el lugar era un espacio para el disfrute de la familia, "que acudía unida a comprar y a comer". No lo hacen con añoranza, sino como constatación de que hubo tiempos pasados mejores que hoy deben formar parte de la meta a alcanzar. "No soy objetiva, pero el Mercado está muy bien e irá a más". Estefanía Hernández defiende la buena marcha de la instalación asegurando que "no hay ni un solo puesto cerrado. Es más, tenemos una lista de espera tremenda". Eso no ocurría en 1995, cuando la planta baja "estaba vacía".

"Lo de antes era una recova y lo de hoy es un mercado precioso", señala Celestino, jubilado hace tres años y que actualmente acude al lugar "para disfrutar de este espacio. El Mercado tiene conversación, trato directo, amabilidad. Aquí el cliente lo que quiere es sentirse a gusto y lo que encuentran es eso y un buen trato".

Fue el 4 de enero de 1944 cuando tuvo lugar la inauguración oficial de la Recova de Santa Cruz. Pero Estefanía Hernández sitúa la historia un año antes, "cuando una parte fue abierta en el año 1943. Tenemos fotos que lo constatan".

En cualquier caso, Acha señala al Mercado Nuestra Señora de África como "el primer centro comercial de la Isla y el tiempo lo consolidó así, lo convirtió en un foco de atracción. Hoy es el lugar ideal para pasar una mañana de domingo".

Hubo una generación, quizá la que aquí representa Celestino, que acudía en familia, "el padre a comprar el periódico y los churros; la madre, a por la carne, el pescado y la fruta, y ambos, con los niños, aprovechaban para conversar".

El más joven de la mesa, Antonio Luis González, coincide con esa valoración y "el color, el olor". Aspectos que "se perdieron con el tiempo porque los formatos comerciales cambian y el Mercado hoy tiene que adaptarse, que integrarse algo más en la sociedad. Ha de apostar por determinados modelos y profundizar en diferenciarse para mantener lo que lo distingue en el binomio servicio-calidad".

Este punto es el que genera la discrepancia. Acha admite que las grandes superficies y las grandes cadenas de supermercados son competencia por la proximidad y la comodidad, "pero el Mercado ha ido incorporando esa línea y sería una pena perder la venta directa del producto de la tierra".

Estefanía es más tajante: "No puedo permitir que llamen mercado ni a un San Pablo ni a un San Miguel. El mercado tiene que tener carne, pescado, fruta... Los productos perecederos. Luego, puedes introducir el resto, pero el equilibrio hay que mantenerlo o corres el riesgo de perder". El ejemplo es Nuestra Señora de África, que "dedica el interior a comida y el exterior, para lo demás".

Pero el camino no ha sido fácil. Hoy, incluso, hay riesgo. La presidenta de la cooperativa recuerda que este es el único mercado de Santa Cruz, si bien entiende que el barrio de la Salud puede ser un recinto a valorar. "Lo dejaron morir como quisieron dejar morir este. El ejemplo de lo que ocurría en 1995 es claro. El Mercado no lo puede llevar el Ayuntamiento de Santa Cruz hoy por hoy. Esa tarea la tiene que hacer gente que lo conozca y que sepa. En 1995 había un déficit de 100 millones de las antiguas pesetas al año; cuando la cooperativa se hizo cargo, desapareció porque se hacen aquellas cosas que necesitamos hacer. Allí había 20 trabajadores sin hacer nada y generando unos gastos tremendos, no se licitaban los puestos y no se hacían ofertas. Hoy es algo muy distinto".

Estefanía Hernández reivindica "un esfuerzo en Santa Cruz para que el Mercado Nuestra Señora de África no desaparezca". Palabras que generaron en la mesa de debate cierta incertidumbre e intranquilidad. "Hay movimientos, los hay", sentenció la presidenta.

"Sería una lástima que desaparecieran el bullicio, el calor, los olores y colores que decía Antonio, la vida que hay en el Mercado. Eso es imposible que pueda desaparecer", apunta Acha, pero "desde que nos hicimos cargo de él, en 1995, ha habido movimientos continuos en esa línea. Lo último, las franquicias", añade Estefanía.

La venta de punto de abasto de alimentos, mezclado con algo de restauración, actividad externa relacionada con otras cuestiones y un poco de dinámica cultural, constituyen la premisa para la supervivencia de este espacio.

"Los comerciantes y los ciudadanos de Santa Cruz tenemos que hacer lo imposible para que la Recova siga viva", expone Hernández. Todo lo resume Marcelino en una frase: "No me imagino Santa Cruz sin el Mercado".

"Ser recovera no es nada despectivo. Yo lo soy y orgullosa de serlo", enfatiza Hernández antes de exponer que "los comerciantes quieren cambiar, queremos modernizarnos, estamos abiertos a evolucionar, pero manteniendo el equilibrio. Somos autocríticos y debatimos sobre eso".

Y hablaron de problemas. Estefanía Hernández señala directamente a la "persecución" a los autónomos. Cita lo ocurrido el domingo pasado, Día de la Madre, cuando recibieron "la visita de una bandada de inspectores de trabajo". Fueron 16 "y nos sentimos humillados, desprotegidos, atropellados". La Recova la forman "empresas pequeñas y familiares. Un día como ese, lo lógico es que nos traigamos a la hermana, al hijo o a cualquier familiar para que nos ayude a hacer ramos de flores; los niños, a los que no podemos dejar en casa, los traemos para que estén con nosotros allí, sentados. Cuando Franco, un inspector se colocaba a un lado y te requería cuando atendiéramos al cliente; el domingo pasado no nos dejaron ni eso, ellos eran los primeros".

La presidenta de la Cooperativa Nuestra Señora de África hace un llamamiento a los autónomos "a salir a la calle, a protestar frente a todo lo que nos está pasando. ¡Ya está bien! ¡Ya está bien!".

El Mercado recibe ayuda solo para mantenimiento del edificio. Estefanía Hernández señala que mientras en la Península instalaciones similares pagan un precio simbólico (un euro), "aquí hemos tenido que luchar lo que nadie se imagina para que nos bajen un poco el canon". Además de esto, "pagamos basura y agua cada uno lo que le corresponde a su puesto y, aparte, la cooperativa también paga. Es un abuso".

Sorpresa en la mesa. El edil del PP tomó nota de este hecho y, especialmente, de otra queja "más grave" que Hernández puso sobre la mesa: "Nos quieren hacer pagar el IBI (la contribución). Estoy cansada de ir a reuniones para este tema". El Mercado Nuestra Señora de África es propiedad del ayuntamiento. "Nos sacan dinero por todas partes. Mantenemos el edificio nosotros, asumimos los arreglos. Que no nos ayuden, si no quieren, pero tampoco nos quiten".

El gobierno municipal fue invitado a participar pero excusó su presencia por motivos de agenda.

En este punto, llega la hora de hablar del futuro. Antonio Luis González considera que pasa por "tener un modelo claro, apostar por la calidad y el servicio manteniendo el equilibrio y recuperando el comercio de proximidad y el concepto de plaza del pueblo, que muchos entendemos que era el Mercado".

José Carlos Acha manifiesta que la Recova es un recinto "consolidado como foco de atracción, tendrá que seguir evolucionando manteniendo ese equilibrio al que aquí aludimos entre productos de abasto y otras actividades. Eso sí, la gestión tiene que permanecer siempre en manos privadas porque la administración, cuando asume empresas, está sujeta a normativa de gestión y de personal que lo que hace es ralentizar en detrimento de la calidad y del servicio". Consciente de que la ley hay que cumplirla, "el exceso de celo y la prepotencia no pueden admitirse".

En este punto, Celestino González es más escueto: "Sinceramente, y sin adular a esta señora, mientras ella esté seguro que el mercado tiene futuro".

Estefanía Hernández se muestra convencida de que ese futuro "existe", pero "pedimos solo que nos dejen trabajar, que no nos acribillen a impuestos, que no nos hagan cosas como lo ocurrido el domingo pasado. Somos autónomos, los que no tenemos ayudas, los que pagamos y pagamos, pero estamos cansados".

De los 310 puestos de venta con que cuenta el Mercado Nuestra Señora de África, las mujeres gestionan casi el 90%. La actividad empieza a las cinco de la madrugada ininterrumpidamente hasta las tres de la tarde. De lunes a domingo. Y ya se plantean abrir por las tardes, quien pueda.