Cuando Rafael Llorens creó, hace ya 18 años, el servicio de Cirugía Cardiaca de Hospiten, el número de operaciones de este tipo que se realizaban anualmente en Canarias no llegaba a las 150. Hoy, aunque aún se encuentra por debajo de la media española, roza los 400. Lo que no ha cambiado es la gran incidencia de las patologías coronarias en la Comunidad Autónoma. De hecho, advierte Llorens, amenaza con continuar al alza.

Esta incidencia "está aumentando y va a seguir haciéndolo". El pronostico responde a la persistencia del mal que causa estas enfermedades: la obesidad, que constituye "un problema sanitario de primer orden" en las Islas y da origen a patologías como la hipertensión y la diabetes. La alimentación y la falta de ejercicio físico -y no factores genéticos- son, según el cirujano, el germen de este fenómeno.

"Muchos países que hace 20 años tenían altas tasas de enfermedad coronaria, como Finlandia, tomaron medidas importantes de cambio en los hábitos de vida y alimentación y han conseguido que disminuyan, mientras que en España no solo no descienden, sino que aumentan", expone Llorens, quien no descarta que la situación socioeconómica influya negativamente al dificultar el acceso a los alimentos más saludables, que en la mayoría de los casos son, precisamente, los más caros.

La evolución en la cifra de intervenciones ha sido muy significativa desde mediados de los años noventa. Los datos más recientes, referidos al año 2012, apuntan a que se practican 393 por cada millón de habitantes, un indicador que, con todo, se sitúa todavía por debajo de la media nacional -425-, lejos de comunidades como Madrid o Asturias y más aún del registro europeo, que supera las 700 operaciones.

Es necesario seguir incrementando la cifra, pero el Archipiélago se enfrenta para ello a algunas dificultades, observa Rafael Llorens. "Los dos millones de habitantes de Canarias no están distribuidos geográficamente de igual forma. Un paciente de Tenerife o Gran Canaria no está en las mismas condiciones que uno de El Hierro". Estos problemas de comunicación hacen que alcanzar cifras altas de intervenciones se presente como un reto complicado.

A pesar de esas dificultades, "se puede hacer mucho para mejorar". La cadena que forma todo el sistema sanitario español -y que va del médico de atención primaria al especialista y de este a los cirujanos- es susceptible de perfeccionarse. "El cirujano es el último eslabón, y no puede captar pacientes si estos no acuden primero al médico de cabecera y luego al especialista", afirma Llorens.

Mejorar el transporte, las dotaciones de los hospitales insulares y la comunicación de estos con los centros de referencia son algunas de las acciones que, a juicio del cirujano, habría que acometer.