Antes de cumplir los 20, Abigail Orza se ha tropezado con una piedra. En realidad son cuatro piedras de entre 6 y 7 milímetros -además de otras de menor tamaño- que se han alojado en sus riñones y no parecen tener intención de moverse de allí, a pesar de un tratamiento que ya dura dos años.

Abigail ha seguido las indicaciones de los especialistas, pero los resultados han sido nulos. De hecho, asegura que el tratamiento le ha generado más inconvenientes que otra cosa: la medicación le produce somnolencia, lo que ha afectado a su rendimiento escolar, y se ha visto obligada a dejar el baile, una de sus pasiones.

Por todo ello, tiene claro que la mejor solución es eliminar sus cálculos renales -mediante láser u ondas de choque-, pero la Sanidad pública se lo ha negado alegando, dice, que las piedras no tienen el suficiente tamaño. Pero lo cierto es que, grandes o pequeñas, continúan ahí.

"Sé que hay casos más graves que el mío y que no es una prioridad, pero me frustra que la Sanidad te deje de lado desde tan joven", explica esta estudiante de Primero de Bachillerato de 19 años residente en el sur de Tenerife.

El problema de salud de Abigail comenzó a principios de 2012, cuando unos dolores en la espalda, que ella atribuyó al baile, la llevaron al médico. Los servicios de Urgencia diagnosticaron un cólico nefrítico. La cita con el especialista fue fijada para un año después. Tras dos reclamaciones, una ecografía reveló que tenía una piedra en el riñón. Pasó un año y las molestias persistían. Otra prueba mostró que la piedra se había convertido en cuatro, dos en cada riñón.

Desde entonces, la situación permanece y el aguante de esta joven se ha agotado. El apoyo de su médico de cabecera -que la derivaba como "urgente", aunque luego esta calificación bajaba a "preferente"- no ha sido suficiente para que se atendiera su solicitud. Tras una nueva reclamación se le ha asignado cita para otra ecografía: 6 de marzo de 2015.

El Hospital de La Candelaria, donde es atendida por los especialistas, alega que la ley le impide proporcionar información personal del caso y argumenta que son los profesionales sanitarios quienes están en posición de establecer el tratamiento idóneo.