Era una ausencia anunciada que el Gobierno regional creyó poder desactivar con el anuncio, la semana pasada, de una reunión conjunta con los cabildos para mantener el diálogo entre las corporaciones locales y el Ejecutivo autonómico en medio de las reiteradas quejas por parte de los gobiernos insulares tanto en materia de competencias como de financiación. Ayer tocaba escenificar su disgusto y así lo hicieron, con su plante a la sesión de la Comisión General de Cabildos, convocada para conocer su parecer sobre dos iniciativas del Gobierno.

Los grupos políticos del Parlamento lamentaron la decisión de los presidentes de los cabildos, pero pese a su ausencia, los diputados siguieron adelante con el orden del día y dieron por cumplido el trámite de consulta a las corporaciones insulares.

La situación molestó a algunos parlamentarios por ningunear a la institución e identificarla como una "correa de transmisión" de las decisiones del ejecutivo. "Es uno de los días más tristes", dijo el presidente del Parlamento, Antonio Castro, quien consideró que la cámara es la institución más importante y la expresión de la voluntad de todos los ciudadanos, así que "no hay excusa que valga" para cuestionarla.

Miguel Jorge Blanco, del PP, lamentó la ausencia de los cabildos, mientras que el presidente del grupo nacionalista, José Miguel Ruano, defendió la autonomía política del Parlamento en la tramitación de las leyes y en la introducción de enmiendas a la vista de las opiniones de las corporaciones insulares.

Emilio Mayoral, del PSOE, consideró que el Parlamento no se merece el ninguneo de los cabildos si bien Román Rodríguez, de Nueva Canarias, se mostró comprensivo con el malestar de los cabildos, pero subrayó que no compartía su ausencia.

Por su parte, el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, afirmó que el plante es un "toque de atención" para que tanto el Parlamento como el Gobierno tengan en cuenta sus "opiniones". "Ir allí para hablar y que lo que digamos no se tenga en cuenta, no nos parece adecuado", dijo antes de lamentar que no se hubiera suspendido la convocatoria.