La recuperación de la que hablan los gobiernos y las patronales con insistencia, pero que la mayoría de los ciudadanos no acaba de ver, empezará a ser "algo general" a principios de 2016. Así lo cree el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor (Córdoba, 1965), que acudió el lunes pasado a la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife para abordar las novedades de la reforma fiscal.

Para Amor, la recuperación ya es una realidad en los datos macroeconómicos, "pero la gente común la notará cuando su cuenta corriente, su bolsillo y su puesto de trabajo la sienta". Eso sí, algunos están percibiendo un cambio: hay actividades económicas y zonas geográficas que viven ya el repunte. Cita a los propios autónomos, que tras siete años de caída en la recaudación, ahora suben. Y es que el empleo se recupera, lo que es "fundamental", apunta. Una parte de la hostelería, la industria y algunos sectores profesionales también mejoran. En Marbella, cita como ejemplo, se vuelve a vender pisos sobre planos. "En muchos sitios, los propios taxistas me dicen que ya la cosa está mejor", remarca.

Eso sí, la recuperación traerá un escenario laboral -y social- muy distinto al conocido hasta ahora. "Es evidente que el trabajo para toda la vida no volverá y que el crédito solo lo habrá para quien pueda devolverlo", sentencia. En consecuencia, habrá cada vez más autónomos. Amor rechaza las críticas de quienes hoy señalan que su aumento se debe al fraude -que buena parte de ellos son, en realidad, empleados encubiertos-. "No califico a los autónomos de precarios", replica. "Llevo 27 años como autónomo y jamás he trabajado en precario", zanja antes de matizar que sí hay quien usa esa figura de forma fraudulenta. "Pero achacar el incremento de los autónomos a ese fenómeno es faltar a la verdad". En 2007 sí había "falsos" autónomos en la construcción, "pero hoy las empresas externalizan cada vez más áreas".

Augura que los autónomos acabarán ocupando en la empresa el puesto profesional que, hasta ahora, venían desarrollando en plantilla, conviviendo de esta manera con los propios trabajadores asalariados.

"Es un camino muy probable para abogados, asesores fiscales, economistas, instaladores o los responsables de Recursos Humanos", afirma. "Ya es el día a día entre los fotógrafos y redactores de los medios cuando se trata de asignaciones esporádicas, lo que permite a sus empresas reducir los costes al evitar unas cotizaciones que les cuesta asumir".

Para el líder nacional de los autónomos, se trata de una realidad que el país debería darse prisa en reconocer porque conlleva, a su vez, otros cambios. Hasta ahora -y desde la revolución industrial-, explica, la relación laboral se planteaba entre la empresa y el trabajador, "pero hoy está el híbrido del autónomo", lo que plantea la existencia de otro agente -y otra manera de entender el mercado de trabajo-.

Otro aspecto que aboga por sincerar es la situación derivada de la economía sumergida. "Decir que en Canarias el paro supera el 30% es una realidad estadística, pero también es otra realidad que aquí la economía sumergida es de las mayores del país". Para Amor, "una cosa es lo que dicen las estadísticas y otra, lo que ocurre en el día a día".

En este sentido, defiende que hay aspectos de la reforma laboral que ayudarán a aflorar el empleo sumergido. Es el caso de la "tarifa plana" de los autónomos, a la que se han apuntado unos 260.000 en España. Su implantación favorece la visibilidad de muchas actividades en negro, afirma. La rebaja de las cotizaciones, insiste, crea empleo y desenmascara la economía sumergida.