La llegada masiva de inmigrantes irregulares a Canarias queda ya lejos y buena prueba de ello es el hecho de que los recursos de acogida para menores no acompañados del Gobierno de Canarias han desaparecido como tales y los 65 niños extranjeros que permanecen en acogida lo hacen sin diferenciación alguna con los de las Islas en los centros para menores.

El descenso en la llegada de estos jóvenes ha sido progresivo pero marcado y la tendencia continua siendo a la baja, puesto que en el año 2006 se llegaron a superar los 900 menores acogidos y es posible que el próximo años sean menos de medio centenar.

De hecho, son cada vez menos las pateras o cayucos que llegan al Archipiélago y en las pocas que arriban se embarcan cada vez menos menores.

Según confirma la Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, en la actualidad hay un total de 65 menores inmigrantes no acompañados que residen en la red de hogares de protección dependientes de los Cabildos a los que hay que sumar otros seis que siguen siendo tutelados por el Ejecutivo pero que en su momento fueron trasladados a Murcia, Castilla León o Extremadura gracias a un acuerdo de colaboración con estas comunidades.

En concreto, en los recursos de acogida de Tenerife hay 19 menores, otros 33 en Gran Canaria, siete en Lanzarote y seis en La Palma.

El descenso continuado en la llegada de menores extranjeros no acompañados ha ido provocando el cierre de todos los dispositivos especiales y que los menores se hayan ido reintegrando en la red de centros y hogares de los Cabildos sin diferenciación alguna.

Así, los últimos en cerrar sus puertas fueron los de Tegueste, en Tenerife, y Agüimes, en Gran Canaria, a mediados de 2011.

La crisis de la inmigración realmente se inició en 1999 con la llegada ininterrumpida de este tipo de menores de manera gradual, pero en 2006 se rompieron todas las previsiones y se contabilizaron más de 30.000 inmigrantes irregulares -de los que 900 eran menores- lo que llegó a originar la saturación en los centros y la necesidad de habilitar infraestructuras allí donde se podía, como es el caso del colegio de Geneto que se adecuó durante todo un verano.

No obstante, durante los años 2007 y 2008 la situación volvió a repetirse cuando arribaron a 756 niños más y 2008 otros 813 más.

En tres años, del 2006 al 2009, el número de menores extranjeros en centros del Archipiélago se multiplicó por siete, pasando de más de 200 en 2005 a los cerca de 1.500 alcanzados en marzo de 2009.

La indefinición del Gobierno de la Nación a la hora de compremeter fondos especiales para el Archipiélago hizo que el Gobierno canario asumiera prácticamente en solitario la llegada de estos jóvenes hasta que encontró el apoyo de Murcia, Castilla León y Extremadura que se comprometieron a asumir la guardia y custodia de los menores, aunque la tutela y por tanto todos los gastos se le seguirían imputando a Canarias.

La situación llegó a ser tan complicada que en junio de 2009 el comisario europeo de Justicia, Liberta y Seguridad Jacques Barrot, visitó el dispositivo de emergencia para la atención de menores extranjeros de Arinaga (Agüimes) e incluyó la situación de los menores extranjeros no acompañados en la agenda de Estocolmo que concluyó con la elaboración de plan de acción sobre menores extranjeros no acompañados.

Sin embargo, la situación se fue normalizando de forma natural y progresiva gracias a la puesta en marcha de un mayor de control de la frontera africana con el sistema Frontex y sobre todo cuando la crisis económica se hizo evidente y Canarias dejó de ser la tierra prometida para muchos.