La obsolescencia del destino Canarias es un problema de envergadura para un territorio cuya tercera parte de la economía depende de los ingresos que genera el turismo. El Gobierno, consciente de la gravedad de la situación, impulsó la polémica Ley de renovación y modernización turística de Canarias y cuya primera evaluación sobre su desempeño prepara ahora con la idea de que sirva para "corregir" los aspectos que se revelen menos eficientes.

El debate central de la norma no lo generó la necesidad de modernizar las instalaciones y establecimientos turísticos, sino la veda a construir nuevos hoteles de cuatro estrellas -la ley permite mejorar los de categorías inferiores para convertirlos en hoteles de cuatro estrellas, pero no levantar uno nuevo-.

Ese aspecto tiene enfrentados aún a los partidos de la oposición (PP y NC) así como al Cabildo de Gran Canaria, la Cámara de Comercio de Gran Canaria y la Confederación Canaria de Empresarios con el Ejecutivo regional, lo que dejó en un segundo plano la cuestión sobre la rehabilitación de los hoteles y sus entornos.

En parte, el debate sobre la urgencia (o no) de acometer la modernización turística la genera, de forma paradójica, el hecho de que los tres últimos años han sido muy buenos para la actividad, "excepcionales" en realidad -según el propio sector.

Por ese motivo, hay hoteleros que apuestan por aprovechar esta racha continuada de alta ocupación en vez de sacrificar una parte para rehabilitar sus instalaciones.

El empresario turístico Santiago Sesé es consciente de ello. Critica a quienes siguen esa estrategia por tomar el camino "fácil" porque cree que, a la larga, terminará llevándolos a una situación de "ruina".

El empresario apunta a lo evidente y deja claro que el incremento del número de turistas extranjeros desde 2011 en las Islas se debe a la situación "coyuntural" que atraviesan los destinos norafricanos por la convulsa situación política que tienen. "De no ser por eso, no habrían sido años tan buenos para Canarias".

"No son nuestros clientes, son los suyos, y hay que aprovechar que están aquí ahora para fidelizarlos, para que olviden su destino original y repitan en Canarias", señala convencido de que se trata de algo urgente, si bien matiza que en el Archipiélago las cosas también se están haciendo "mejor que antes", lo que también contribuye, en parte, al alza del turismo foráneo.

Por esa necesidad de fidelizar defiende la modernización de los establecimientos, algo que considera "fundamental" no solo para los hoteles y no solo para los de Tenerife, sino para todas las instalaciones turísticas del conjunto del destino Canarias.

Y es que habla tanto de aprovechar la buena racha turística actual como de reutilizar las mejores parcelas y las mejores ubicaciones de Canarias. "Es evidente que lo primero que se ocupó era lo más apetecible, aún hoy sigue siéndolo", sostiene. "Recuperar los mejores lugares es en sí mismo un motivo de fuerza para rehabilitar", remata.

"O lo hacemos o las Islas no mantendrán el posicionamiento y tampoco mejoraremos en calidad, que es lo que da recorrido a un destino turístico", advierte.

El gerente de la patronal turística de la provincia tinerfeña (Ashotel), Juan Pablo González, coincide con Sesé en la conveniencia de modernizar, si bien su organización siempre ha restado importancia a la llamada Primavera Árabe como explicación del incremento del turismo extranjero en las Islas.

"Canarias por sí sola es el destino número 20 del mundo y eso no es por casualidad, algo se habrá hecho bien", manifiesta convencido el representante de la patronal.

Para su organización, la pregunta sobre la renovación hotelera se debe plantear en términos negativos. ¿Qué pasará si no se hace?

La respuesta la tiene clara: el producto se irá deteriorando, el visitante se dará cuenta enseguida y los intermediarios presionarán a la baja los precios, lo que empeorará el ya existente problema de la baja rentabilidad, algo que Sesé califica como la "asignatura pendiente" del turismo regional.

Pero Sesé va más allá y apunta la necesidad de no solo rehabilitar la planta hotelera y el resto de las instalaciones turísticas. "Es un proceso integral más amplio que incluye la apuesta por la formación del personal, la profesionalización y otros aspectos relacionados con la mejora del producto y la excelencia del servicio, pero no necesariamente vinculado a la modernización de infraestructuras".

"Por un mero hecho de supervivencia, los hoteles tienen no solo que hacer un mantenimiento regular, sino estar alerta a las nuevas demandas del mercado", remarca también González, que señala que Ashotel ayuda a los hoteleros a identificar nuevos productos a partir de la oferta con la que ya cuentan.

Y es que antes de renovar hay que pensar a qué mercado se quiere enfocar, si puede sacar un nuevo producto que sea atractivo, rentable. "Este proceso tiene que ayudar a ganar dinero", enfatiza

No hacer nada "es una amenaza real que a la larga puede significar irse al garete", advierte el gerente de Ashotel. "Si no lo hace y deja que otros le adelanten descubrirá luego que el mercado no le pagará lo mismo que antes".

En este sentido, Sesé apunta que la falta de rehabilitación incide en un primer momento en una menor ocupación, pero alerta de que ya hay hoteles en Canarias que se han quedado fuera de los circuitos de comercialización por la obsolescencia.

Ese es justo el "peligro" del que habla González cuando expresa que los empresarios que no se arriesgan a renovar se exponen a otro peligro peor.

"Los que llevan años en este negocio son conscientes de que hay que asumir riesgos, y si se quieren mantener en el mercado saben que deben renovar".