La probabilidad de que las prospecciones que Repsol prevé realizar en el último trimestre del año en las aguas que rodean a Canarias lleguen a buen puerto oscilan entre un 17% -en la zona de "Chirimoya"- y un 19% -en "Sandía"-, pero para el comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales del Gobierno de Canarias, Fernando Ríos, lo importante es que la empresa se deja "un 80%" como "salida trasera" para renunciar al proyecto "si las cosas se tuercen".

La estimación de la empresa consta en la página sobre este proyecto que colgó en su sitio web (http://www.repsol.com/es_es/corporacion/prensa/publicaciones/especial-canarias/default.aspx) "en una muestra de transparencia" con el fin de informar sobre el mismo.

Repsol afirma que las prospecciones durarán unos cuatro meses -que podrían ser dos si tras el primer pinchazo se descarta la realización del segundo-.

Si llega a haber explotación, el proceso se alargará entre 20 y 30 años y sobre los riesgos para el turismo, la petrolera insiste en que su labor es "totalmente compatible" con otras actividades, incluida la pesca, y promete que cumplirá "estrictamente" la normativa vigente en materia medioambiental.

Asevera también que la exploración "convencional" de hidrocarburos "no provoca terremotos", pero Ríos critica que "emplearán la técnica de perforación desviada, un eufemismo de fracking".

Según la empresa, la eventual extracción en Canarias se traduciría en una inversión superior a los 7.000 millones de euros en cinco años de la fase de desarrollo y otros 5.200 millones de dólares de costes operativos durante los 20 años de producción -sostiene que la inversión repercutiría "directamente" en el tejido industrial de las Islas y supondría "la creación y consolidación de un nuevo polo de actividades en el Archipiélago"-. Calcula, además, que por cada millón de dólares surgirían cuatro empleos directos e indirectos, por lo que la exploración y la producción "podría suponer de 3.000 a 5.000" trabajos.

La inversión que Repsol anuncia en su web es 7.000 millones de euros en los 5 años de la fase de desarrollo, además de otros 5.200 millones de dólares de costes operativos en 20 años de producción.

El Gobierno desmiente la información sobre el riesgo

Afirma Repsol que los riesgos en la fase de exploración son "mínimos y están muy controlados" y que en el caso de las Islas "es casi inexistente". También apunta que las prospecciones son "completamente seguras porque no se extrae recurso alguno, solamente sirve para determinar la existencia o no de hidrocarburos" y agrega que en los últimos 20 años no ha habido ningún escape en sondeos de exploración en las 500 explotaciones petrolíferas que hay activas.

Pero Fernando Ríos rechaza los planteamientos de la empresa. "Por supuesto que explorar implica riesgos: el desastre del Golfo de México ocurrió en un sondeo", afirma con indignación. "No existe el riesgo cero en esta actividad", remata.

La petrolera aclara también que la profundidad del mar en el área del sondeo es "inferior a 1.000 metros", otro aspecto que rechaza Ríos. "Perforarán a más profundidad, otra cosa es que lo digan".

La petrolera empleará un sistema de varias válvulas para asegurar que "nada de lo que se encuentre en el fondo del pozo llegue al fondo marino primero, y a la superficie después", asegura la web, pero Ríos, que insiste en que la exploración se hará a través del "fracking", advierte del peligro "no solo del reventón de tuberías y válvulas, sino de la utilización de las propias sustancias tóxicas" necesarias para llevarlo a cabo. "Hay más de 20 especies de mamíferos en la zona", alerta.