La reforma del sistema electoral, la lucha contra la corrupción, reforzar la participación ciudadana y la necesidad de más transparencia por parte de partidos, instituciones y administraciones son el núcleo duro de la regeneración democrática. Pese a que el discurso de los agentes políticos -que en Canarias abogan todos por mejorar la calidad de la democracia a partir de un nuevo sistema electoral más justo que desemboque en una sociedad más transparente y menos corrupta-, el profesor titular de Ciencia Política de la Universidad de La Laguna José Adrián García Rojas cree que la sociedad no incluye la reforma de la ley electoral entre sus prioridades.

El analista reconoce que hay un "clamor" por cambiar las cosas, pero "duda" de que sea específicamente por cambiar el sistema electoral. "Lo dudo, lo dudo, lo dudo". Las manifestaciones en Canarias por ese asunto han sido muy minoritarias, recuerda, aunque sí hay una demanda de modificar las reglas del juego en todos los ámbitos en general, pero que en el Archipiélago no se ha concretado de forma específica en el tema electoral.

De hecho, cree que en las Islas menores, sobrepresentadas en el sistema actual, habría una fuerte reticencia a modificarlo. "Se movilizarían en contra", vaticina. Por eso, explica, los propios partidos regionales también vigilan los equilibrios insulares.

El gran beneficiario del sistema electoral canario es el PSC-PSOE, que, de forma paradójica, es también la fuerza parlamentaria que más demanda cambiarlo. "Hay que quitarse el sombrero", opina. En la perspectiva histórica, sostiene, no es CC, sino el PSOE el que más ventaja saca del sistema actual, pese a lo cual aboga por modificarlo. "No es una pose, de verdad lo plantea", cree García Rojas, para quien es también el partido mejor implantado en las Islas, por lo que maximiza sus votos frente a la concentración del voto popular en centros urbanos y en determinadas Islas.

"Cabe preguntarse si quienes no han entrado en las instituciones piden cambiarlo para regenerar la democracia o para llegar a los centros de poder", señala. "Ambas opciones son legítimas", avisa, "pero lo más democrático es cumplir lo que dice la ley, que puede ser injusto, pero no deja de ser democrático". En todo caso, el experto ve "natural" la preocupación de los partidos por el sistema electoral por la cercanía de los comicios autonómicos y generales tras revelarse en las pasadas europeas una tendencia favorable a Podemos, fuerza llamada a lograr resultados "importantes" en el Parlamento canario.

Además, sus votos podrán ser decisivos en muchos ayuntamientos. "Se camina a una fragmentación del sistema de partidos tanto en Canarias como en el Estado". Hasta ahora, tres partidos -como mucho- han llegado a gobernar las Islas en una alianza, al margen de uno -Coalición Canaria-, que lo hace con independencia de los resultados. "Todo apunta a que esto va a cambiar y que se complicará la formación de gobiernos".

Un síntoma de que se aproximan cambios es que la fuerza emergente -Podemos- se autodefine, para empezar, de izquierdas, algo "novedoso" en las Islas, donde lo más habitual han sido los que se autodefinen de centroderecha, "y de otro tipo de izquierda". Podemos es "algo completamente distinto", señala el analista. Además, no es una formación canaria, sino española.

Los partidos tradicionales en Canarias, apunta García Rojas, dado que vienen las elecciones y ven un malestar en la opinión pública que manifiesta un voto favorable a Podemos -y otros minoritarios-, asumen ahora el discurso de la lucha contra la corrupción, que no había preocupado especialmente pese a que ha habido sentencias sobre hechos cometidos hace 15 años o más. La ciudadanía había sido "tolerante" con la corrupción porque el crecimiento económico daba para satisfacer las necesidades sociales mientras se hacían aeropuertos sin vuelos o autopistas sin coches, "pero la crisis cambió eso".

El ciudadano, señala, ha "descubierto" ahora que la corrupción estaba oculta porque las administraciones atendían sus peticiones ciudadanas hasta la quiebra por falta de dinero, y el tema surge como algo fundamental porque afecta la esencia de la democracia y su legitimidad, lo que explica la irrupción de fuerzas políticas no tradicionales.

Se formó así una "tormenta perfecta" en la que la sociedad despierta a la corrupción y los partidos incluyen el asunto en la agenda pública, "pero está por ver que haya medidas reales". A todo esto se suma un voto de castigo que afecta a todos los partidos tradicionales. Podemos, en concreto, canaliza el malestar de la juventud y del voto de izquierda -PSOE e Izquierda Unida-, mientras que el de centroderecha (como el PP) optaría, según las encuestas, por la abstención.

La juventud y "la calle"

Otro asunto importante dentro de la regeneración democrática es el debate sobre dar paso a la juventud. García Rojas apunta que es "bueno" que entre gente joven a los centros de poder -sobre los 40 años- porque hubo una generación "tapón" que impidió a las posteriores el relevo político. "Que pueda participar de la gestión del gobierno me parece tremendamente positivo, aunque habrá quienes critiquen que los recién elegidos ya vivieran de lo público antes", advierte al poner de ejemplo a José Luis Rodríguez Zapatero, que "era renovador, pero había sido un profesor universitario que luego entró en el Congreso". "¿Eso es renovador?", se pregunta antes de señalar que una persona de 70 años puede serlo "y mucho".

También advierte de que le disgusta que se hable de "la gente" y que tal o cual diga representar a "la calle". Eso, aclara, "se verá con los resultados electorales, pero excluir a quienes apuesten por partidos tradicionales de la gente o la calle tiene tintes racistas, fascistoides y de extrema izquierda".