Faltan pocos meses para que Eduardo Doménech se convierta en el primer rector de la Universidad de La Laguna (ULL) que completa dos mandatos. No se siente en retirada, pero en la conversación resulta inevitable echar la vista atrás para revisar sus casi ocho años al frente de la institución, que han coincidido con la implantación del Plan Bolonia y la virulenta crisis que ha hecho temblar los cimientos de las universidades.

Hace un año descartó la posibilidad de despidos en la Universidad, pero en el acto de apertura de este curso volvió a convocar esta amenaza. ¿Qué ha cambiado?

Varias cosas. La primera es que el Gobierno de Canarias no nos ha dicho qué dinero va a haber para 2015. Otro recorte sobre lo que ya se ha recortado sería insostenible. Además, han bajado las tasas, que son otra fuente de ingresos.

¿No se les compensa?

Hay un compromiso del consejero para evaluar si con la bajada de tasas se consigue que menos alumnos abandonen, que es su hipótesis. Pero no lo sabremos hasta mayo, porque muchos no deciden si se quedan o se van hasta saber si tienen beca.

¿Y cómo está evolucionando la matrícula?

Bastante bien. Calculábamos perder unos mil estudiantes solo por la menor duración de las carreras, dejando aparte el abandono tradicional y el económico. Los alumnos de nuevo ingreso no han seguido bajando, al menos no al ritmo de otros años, aunque los datos no son definitivos. El número total de estudiantes ha descendido entre 500 y mil. Aplicar el decreto de tasas sobre los datos del año pasado podría significar 800.000 euros menos. Eso es un palo. Cualquier recorte o imprevisto sería inasumible. Igual que antes nos rebajaron la financiación porque iba a haber más ingresos por tasas, cuando los ingresos bajan debe subir la financiación.

Usted llegó a decir en su discurso que mantener el presupuesto para las universidades en 2015 equivaldría a bajarlo.

Hay cosas que ahora no podemos hacer. Debemos hacer un esfuerzo para posicionarnos en dos aspectos: la enseñanza "on line" y la internacionalización. Esto último implica una mejor formación del profesorado, en idiomas, con una parte importante de las clases en inglés. Acometer todo eso sin dinero es muy difícil. Ahora mismo no tenemos fuelle económico para esas inversiones.

Pues la Consejería no parece estar por la labor de elevar el presupuesto para universidades.

No.

¿Les ha comunicado algo?

Había pedido una entrevista con el consejero para el día 9 (la entrevista se desarrolla el día 6) para abordar la cuestión presupuestaria y la cesión de la escuela Aneja, pero ese día me ha convocado el Ministerio y he solicitado un cambio de fecha. Pero necesitamos que nos den información.

¿Se ha sentido maltratada la ULL por la Consejería de Educación?

Nos hemos sentido maltratadas las dos universidades. La Consejería ha recortado mucho, y también se nos ha recortado en investigación, porque el Gobierno no ha sacado convocatorias de proyectos regionales que otras universidades sí están haciendo. Eso nos sitúa en una mala posición para competir. El problema es que las demás universidades intentan mejorar en crisis.

¿La ULL no lo hace?

Nosotros también, y creo que lo hemos conseguido con la política de investigación. En la trasposición del ranquin de Shangai ocupamos el puesto 18 de 73. Pero si se mantiene la situación y no tenemos recursos, podemos bajar.

¿Y en cuanto a la Aneja?

Cuando se eliminaron las inversiones a las dos universidades se nos prometió que habría un sistema compensatorio mediante la cesión de centros. La ULPGC recibió el IES Santa Teresa y nosotros todavía estamos esperando por la Aneja. Esperamos por una reunión para que se firme un protocolo, el centro se vacíe y se nos ceda para empezar a acondicionarlo para el siguiente curso.

¿Cuál es el problema?

Hay otra parte: la asociación de padres de alumnos de la escuela está en contra del desalojo. Ha sido uno de los factores para que se retrase la solución, pero ya es tiempo de que se adopte una decisión.

Al margen de los hechos concretos, se ha transmitido la sensación de que la relación con la Consejería de Educación ha sido un poco tensa.

Cada vez que nos reunimos con el consejero o el director general de Universidades la relación es cordial, amable, sin acritud por ninguna parte. Lo que sí he recriminado es que hay iniciativas, como las infraestructuras, que no se atienden. Es verdad que es un mal momento por la crisis, pero es que parece que la crisis va a ir más allá de 2015 y que las cosas no van a ser como eran. Así que hay que mirarlo con perspectiva.

¿Qué piden, entonces, en materia de infraestructuras?

Lo que hemos demandado, sin encontrar eco, es hablar sobre planificación. ¿Qué espera la sociedad de las universidades? Esa es la pregunta que debería hacerse el Gobierno y, en función de eso, hacer una programación. Las universidades somos una maquinaria muy compleja en la que cuesta poner en marcha a todo el mundo, pero luego somos como una locomotora y, cuando hemos alineado a todos, somos capaces de seguir. Pero para eso hace falta una planificación a medio plazo. Creo que el Gobierno no ha hecho un esfuerzo en eso, porque la crisis ha ahogado todas las expectativas y planteamientos.

¿Tiene la sensación de que las universidades no han estado entre las prioridades del Gobierno?

En este periodo ha decidido prestarle más atención a la Formación Profesional y a la educación no universitaria en su conjunto. También son muy importantes, yo no soy quién para decir qué área lo es más, pero quizá ha dedicado más tiempo y esfuerzo a mejorar en esos campos que a mejorar las universidades, que hemos quedado un poco empantanadas.

¿Le molestó que no hubiera ningún representante de la Consejería en la inauguración del nuevo edificio de Bellas Artes?

No. Cuando cerramos el acto lo hicimos con Presidencia. Luego se lo comunicamos a todos una vez fijada la fecha, que era muy complicada, antes de la elección del candidato de CC y del inicio de curso. Luego el consejero nos comunicó que había sido convocado a Madrid, no sé si para un asunto del Ministerio o del partido...

Era una reunión con representantes de la comunidad educativa junto a Pedro Sánchez.

...Y el director general de Universidades tenía un problema médico.

No mencionó al consejero ni a otros miembros de su equipo entre los agradecimientos.

Fue solo por ajustarnos a lo ocurrido. La Facultad se programa hace dos mandatos, con Ángel Gutiérrez como rector e Isaac Godoy como consejero. La negociación presupuestaria se hace con Milagros Luis. Hemos resuelto los problemas que han surgido con la Consejería de Economía, porque Educación decía que no tenía una partida para ello. Es decir, no ha tenido una participación directa.

¿No se ha entendido la inversión que se ha hecho en el edificio?

Entiendo que puede haber gente que cuando ve la obra se sorprenda de su majestuosidad y del dinero que se ha invertido y piense que no está acorde con los tiempos. Pero hay que verlo retrospectivamente. La antigua Facultad de Bellas Artes estaba a punto de declararse insalubre; cuando llovía entraban aguas residuales. Las instalaciones eran más propias de un país no desarrollado que de uno europeo. Ahí no se podía seguir. Cuando se proyectó el nuevo edificio era otra época, la crisis no estaba sobre la mesa. Había un dinero que había que gastar en eso. Con la crisis ya estaba la obra proyectada y adjudicada. Lo que no podíamos de ninguna manera era no terminarla; suponía gastar mucho dinero, incluidos 4,5 millones a las empresas que la ejecutaban, y además no tener el edificio.

¿Ha sido injustamente tratada la ULL respecto a la ULPGC? El rector de Las Palmas parece creer que es al contrario. Hace poco se quejó de que la ULL recibe más fondos por estudiante.

No podemos olvidarnos de los últimos 25 años. Nuestra plantilla es más amplia, está más envejecida y es más costosa y nuestras instalaciones están muy envejecidas. En el contrato programa se llegó a un acuerdo para no tener en cuenta los metros cuadrados de la universidad, que era lo que nosotros queríamos, pero sí los costes de la plantilla. Luego estaba la financiación por objetivos... Era un sistema que nos llevaba hacia la mejora competitiva. Ahora se interrumpe toda la financiación por objetivos. La ULPGC se siente perjudicada, pero nosotros también porque la situación de las infraestructuras no se tenía en cuenta.

Mucha gente tiene la sensación de que el Plan Bolonia ha sido una estafa. ¿Qué les diría?

Que tiene más ventajas que desventajas. La convergencia europea tiene una serie de pegas, que han sido mayores porque han coincidido con la crisis. Cuando se planificó estaba previsto cambiar el sistema de aprendizaje, pasar de un sistema de lecciones magistrales a uno en el que cuenta más que el alumno aprenda a aprender que lo que aprende. Para eso hacían falta grupos pequeños. Llega la crisis y no puedes hacer instalaciones nuevas y empiezan las restricciones para contratar profesorado. A pesar de esto, tiene aspectos positivos: la obligatoriedad de las prácticas externas, que dan al alumno una perspectiva del mundo profesional, la sociedad real y sus demandas, más allá de lo académico; y la ventaja de la convergencia europea, que permite que cualquier título tenga reconocimiento en toda Europa. La enseñanza ha cambiado, no tanto como hubiéramos querido, pero ya no es tan teórica. Son ventajas muy importantes que se tienen que ver con perspectiva, no bastan cuatro o cinco años. Hay otra: como te tienen que acreditar a los seis años tienes que corregir los problemas que se detecten.

Hablando de acreditaciones, ¿qué va a pasar con Periodismo y otras titulaciones nuevas que tienen que ser evaluadas?

Otras universidades han escogido sus mejores titulaciones para la evaluación piloto; nosotros optamos por Periodismo porque vimos que tenía posibles debilidades. Una de las pegas que ponen es la falta de profesorado estable, pero el director de la Aneca (la agencia evaluadora) admite en privado que quizás se hayan extralimitado. ¿Cómo vamos a contratar profesorado estable cuando la ley de 2012 solo permite cubrir el 10% de las vacantes con plazas fijas e impide ampliar los costes de plantilla? Es un contrasentido. La evaluación de la docencia por los alumnos es positiva, porque se han incorporado periodistas que dan una visión más práctica. De todas formas, sacaremos plazas.

El presidente de la CEOE ha reiterado sus críticas hacia la falta de adecuación de la Universidad al mercado laboral.

Es una crítica muy infantil y desafortunada. La respuesta podría ser: ¿por qué las empresas no están diseñadas para contratar titulados universitarios? ¿Por qué Canarias tiene un 35% de paro? El tejido empresarial no funciona. Cuando diseñamos los nuevos títulos contamos con las aportaciones de los empresarios, y se tuvieron en cuenta. También pusimos las prácticas para que el alumno conozca el mundo laboral. La Universidad ha hecho su tarea. Lo que ocurre es que el 95% de las empresas son pymes o micropymes. Su tamaño no les permite tener I+D, como ocurre en otras comunidades autónomas. A las empresas de estas regiones les interesa contar con gente formada, doctores, que tengan capacidad de innovación, de poner nuevas líneas en marcha o mejorar las existentes. Eso es lo que hacen en toda Europa. La pregunta que hago es: ¿por qué las empresas canarias no tienen el perfil adecuado para el desarrollo económico que necesitan las Islas?

¿Insinúa la CEOE que habría que eliminar titulaciones?

Estamos en un mercado libre. Al alumno, cuando va a matricularse, se le explican qué salidas laborales hay. El sistema se autorregulará. Si el alumno se dirige a una titulación A y sabe que no va a encontrar un puesto de trabajo y que puede elegir B, C, D, F o G, donde sí lo encontrará... No son niños, y sus familias los asesoran.

Además, las demandas del mercado laboral fluctúan.

Cuando implantamos titulaciones se nos decía que Matemáticas o Química tenían pocos alumnos. Ahora tienen muchos y, además, salidas laborales. Las exigencias del mercado cambian. Es un error programar titulaciones para el hoy. La propia dinámica nos dirá hacia dónde tenemos que ir y si hay que cerrar alguna titulación por falta de demanda. El paro no lo generan las universidades, existe porque no hay mercado laboral, y el mercado laboral lo crean los empresarios.

Pero hay titulaciones con poca demanda y escasas salidas.

Sí, pero ese no es el motivo del paro universitario. Otra cosa es que nos digan que conviene implantar titulaciones porque hay demanda en ese sentido. Eso está planificado para los másteres. Sacamos continuamente másteres nuevos y algunos de los existentes se eliminan. En el modelo anglosajón continúan las enseñanzas clásicas. ¿Y quién está mejor adaptado al mundo laboral?

"No me voy a jubilar ahora, pero tampoco a los setenta años"

¿Qué hace un rector cuando deja de serlo y cuando se acerca su edad de jubilación? Eduardo Doménech (Valencia, 1948) no piensa aún en retirarse -"me voy a reincorporar al Hospital Universitario y a la Facultad de Ciencias de la Salud"-, aunque advierte de que tampoco esperará a los 70 años. La normativa le impide aspirar a un tercer mandato, pero aunque pudiera no lo haría, asegura. "Siempre quedan cosas por hacer y cosas que uno hubiese hecho de otra manera, pero en una sociedad democrática son buenos los cambios de personas que impriman un nuevo aire", argumenta. En cuanto al próximo candidato a rector de su grupo, Renovación Convergente (RC), avanza que el proceso "se activará" en diciembre. Cuando se le dice que lo que ya se ha activado es la rumorología universitaria -se habla de la decana de Educación, Olga Alegre, y del portavoz de RC, Juan Ignacio Capafons-, alega que "oficialmente no hay ninguna decisión tomada". Doménech no se atreve a poner una nota a su gestión (ríe al escuchar la propuesta). Lo que sí hace es lamentar que, en algunas ocasiones, el Claustro universitario funcione como un "miniparlamento", donde "se actúa por condicionantes políticos". Cree que asuntos tan trascendentales como la reforma de los estatutos de la ULL no salieron adelante, pese a contar con acuerdo previo, para evitar que el logro "se lo apuntara el rector".