Tras su paso por Tenerife, el frente tormentoso se dirigió a Gran Canaria, donde descargó con fuerza pero no con la misma intensidad con que lo había hecho en la isla vecina.

Las precipitaciones ocasionaron desprendimientos en algunas vías, como la carretera de La Aldea, cuya mejora es reclamada de forma insistente por los vecinos. De cualquier forma, ninguna carretera tuvo que ser cortada.