"Todos los comercios de la parte baja de la avenida de Venezuela quedaron inundados con al menos un metro de altura de agua. Esto no puede volver a pasar, ya está bien". Así se expresaba ayer Iván González, presidente de la asociación de comerciantes de La Salud, triste, desolado, indignado. "Me avisaron a primera hora, apunta, y el ayuntamiento nos envió a Protección Civil a cerrar la calle y poco más. El 112 estaba desbordado por completo. Aquí el balance es desolador: la tienda Regalitos con los cristales destrozados, el Hiperdino inundado por completo y los animales de la tienda de Carlos en peligro y menos mal que la última legislación impide que se exhiban en los escaparates. Lo peor, sin duda, la muerte de la señora. Muy duro".

"Le dijeron que no cruzara, pero lo hizo y se resbaló. Se la llevó el agua y cayó debajo de un coche. Le dio un paro cardíaco y murió. La gente está impactada", cuenta Iván. "Es la tercera vez que nos ocurre después de 2002 y 2005, pero la primera con esta consecuencia trágica", añadió González, para apostillar: "Suena mal con una muerte tan reciente, pero ahora empezamos otra batalla, la de los seguros, todos, comerciantes, y los dueños de los coches que acabaron flotando".

"Hemos recibido a políticos de distinto signo", indicó el dirigente empresarial, "y todos prometen, pero no cumplen. El final de la avenida es como una pileta que baja, queda llano y luego tiene un pequeño repecho de subida hasta Islas Canarias (General Mola). Una bomba de relojería cuando llueve así. El sábado estuve mirando los imbornales y estaban entullados, tupidos de mierda. Alguien será responsable de esto. Mañana (por hoy) nos vamos a reunir vecinos y comerciantes para valorar lo que ha pasado".