Cuando el "boom" de la construcción se encontraba en lo más alto, los empresarios de las Islas eran criticados por "depredar" a los alumnos de los institutos para tentarles con sueldos que los alejaban de la posibilidad de obtener una titulación. Solo han pasado unos años, pero la situación ha cambiado, y no solo por la crisis: la conciencia de que es necesario contar con mano de obra cualificada se ha extendido y los centros de Formación Profesional se han convertido en una cantera para los empleadores.

Un grupo de empresarios pudo conocer ayer la realidad de los tres centros integrados de FP de Tenerife -siete en toda Canarias-, unas instalaciones que desembarcaron en las Islas con cierto retraso pero en las que el Gobierno ha depositado su confianza para activar la relación con el tejido productivo y ofrecer la mejor formación tanto a los nuevos alumnos como a los que desean completar y acreditar las competencias adquiridas con la experiencia laboral.

Las Indias, Los Gladiolos y César Manrique. Estos son los centros por los que pasaron ayer los representantes de las empresas, junto al presidente del Ejecutivo autonómico, Paulino Rivero; la consejera de Empleo, Francisca Luengo; y el director general de Formación Profesional, José Moya, quien ejerció como anfitrión y maestro de ceremonias y no dejó de invitar a los visitantes a preguntar todas sus dudas para obtener una idea "real y fidedigna" de cómo son y cómo funcionan estos centros.

Cada uno de los centros incluye en su oferta especialidades por las que son populares -imagen personal y textil en Las Indias, sanidad y servicios a la comunidad en Los Gladiolos, comunicaciones y comercio en el César Manrique-, y todas fueron conocidas ayer por los empresarios.

Los estudiantes de peluquería de Las Indias reciben a clientes de la calle, como también lo harán los del taller de hidrotermal -un spa "como el de cualquier buen hotel"- tras recibir su formación y por precios "simbólicos". Cuando consiguen el título, su destino está en la medicina estética o en hoteles que buscan personal formado.

"Llevo 28 años en esto y lo adoro", dice Raquel Pérez, docente de higiene bucodental en Los Gladiolos, un taller que podría pasar por la consulta de un dentista gracias a la colaboración de empresarios que donan el material. En el piso de abajo, alumnos que se forman en emergencias sanitarias tratan de reanimar a un muñeco siguiendo las indicaciones de un desfibrilador en una situación lo más parecida posible a la realidad. Poco después, en el César Manrique, los estudiantes de comercio y márketing demuestran su dominio del inglés.

Como reza la etiqueta que la Consejería de Educación empleó en twitter para denominar la jornada de ayer, son "jóvenes preparados".