"Voy a denunciar ante la Policía Local o la Guardia Civil lo que me ha sucedido para que no vuelva a pasar más y nadie se vea tirado en la calle como un perro como me he visto yo". Así se expresaba ayer Erit Ibarra, un joven de Tegueste que el pasado jueves permaneció casi seis horas en la puerta de su casa a la espera de que el personal sanitario de una ambulancia del Servicio de Urgencias Canarias (SUC) lo pudiera subir hasta el primer piso en el que vive.

"Me dieron el alta en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) después de haberme colocado en el tobillo un injerto que me sacaron de la rodilla. Eran las dos de la tarde cuando la ambulancia me llevó a casa. Los sanitarios vieron que la escalera era estrecha y me comunicaron que no me podían subir con los medios que tenían y que iban a pedir una silla eléctrica. Dos o tres horas después llegó otra ambulancia, pero tampoco traía la silla que se necesitaba y debatieron sobre la posibilidad de intentar subirme entre los seis sanitarios", detalla Ibarra que asegura que se sintió "desesperado y avergonzado" por la cantidad de horas que pasó en una camilla en la puerta de su casa.

"Llamé al 1-1-2 y pedí que viniera la Guardia Civil, o a quien le correspondiera, para que dejara constancia de lo que estaba sucediendo. Vino la Policía Local y les dije que quería denunciar, pero me dijeron que para hacer el atestado tenía que ir yo a la comisaría, así que no pude hacerlo.", continúa Erit.

Lo más curioso es que durante un buen rato hubo seis sanitarios junto al paciente sin que ninguno supiera qué hacer, esperando que desde la sala de operaciones de 1-1-2 les comunicaran dónde estaba la silla eléctrica que solicitaban y cuándo podría llegar.

"De repente vinieron los bomberos, cinco efectivos, y cuando vieron el panorama dijeron que una dotación no era suficiente y que tenía que venir una o dos más para montar un dispositivo especial para intentar subirme. Ahí yo ya perdí los nervios por la impotencia y volví a llamar al 1-1-2 pidiendo responsabilidades y que me volvieran a llevar al hospital o lo que fuera, pero que no quería seguir más tiempo en la calle", explica.

Fue después de las 7:30 horas de la tarde cuando por fin desde el SUC le informaron de que la silla eléctrica ya estaba en camino y pasadas las ocho de la noche ya pudo entrar en su casa.

Desde el SUC recuerdan que "los traslados de pacientes se hacen siguiendo las indicaciones médicas oportunas. En los casos, por ejemplo, en los que un paciente es portador de un yeso en miembros inferiores, de ingle a tobillo, que le impide doblar la pierna, desde la Mesa de Transporte No Urgente se considera que el modo de traslado adecuado es una camilla y así se solicita desde el centro hospitalario".