La reciente actividad volcánica de El Hierro se debe a una acumulación de magma a 25 kilómetros de profundidad, y la "calma y quietud dinámica" que se observa en la zona "puede ser alterada de manera brusca" por otro nuevo pulso magmático proveniente del manto.

Esto se sabe por el nuevo modelo de tomografía sísmica, en el que han participado científicos de la Universidad de Granada, que han elaborado un estudio.

Lo cierto es que entre 12 y 25 kilómetros metros de profundidad, se ha producido una acumulación de un gran volumen de magma, proveniente del manto, que ha sido detenido en su ascenso por la estructura más consolidada superficial de la corteza y de la Isla, aunque no pudo evitar la ocurrencia de al menos dos episodios eruptivos submarinos en 2011 y 2012.

Los resultados revelan que la mayoría del área situada en la parte fuera del mar está asociada a una anomalía de alta velocidad, que se interpreta como la acumulación de rocas ígneas sólidas eruptadas durante el último millón de años y cuerpos magmáticos intrusivos.